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Granos en Jaque: por qué el conflicto en Medio Oriente ya no impulsa los precios y cuál es el nuevo riesgo para Argentina

Con la "prima geopolítica" desactivada y un mercado mundial sobreofertado, los granos enfrentan una baja generalizada. En Argentina, la situación fiscal, el retraso en ventas y el inminente ingreso de cosechas generan una nueva presión sobre la comercialización de soja, maíz y trigo. ¿Estamos preparados para afrontar el nuevo escenario?

El debilitamiento del conflicto entre EE. UU. e Irán, que hasta hace semanas actuaba como factor alcista, ya no logra sostener los precios de los granos. La "prima bélica" fue absorbida por el mercado y, junto con la caída del petróleo, empuja a la baja las cotizaciones internacionales.

Según Dante Romano, del Centro de Agronegocios de la Universidad Austral, el mercado comienza a descontar una mayor oferta global y una geopolítica menos tensa: "El retroceso del petróleo es un lastre adicional. Aun con tensiones en el estrecho de Ormuz, el impacto real es menor de lo esperado."

La situación climática favorable en Norteamérica y la agresiva competencia exportadora entre Brasil y Argentina también presionan al mercado. Con la soja en floración y expectativas de producción récord, el escenario mundial se inclina hacia un exceso de oferta.

En Argentina, la soja fue protagonista en junio por la expectativa de suba de retenciones. "La fecha límite del 30 de junio actuó como un incentivo, similar al de los programas 'dólar soja'. Muchos productores apuraron ventas, pero ahora podría haber un parate brusco", advierte Romano. Esto podría generar un rebote de precios tras una baja de hasta USD 25/t.

En el caso del maíz, se anticipa una fuerte presión de cosecha local y brasileña. Con los silos llenos de soja y ventas demoradas, el cereal podría transformarse en la "moneda de cambio" fiscal para los productores: "El impacto impositivo es menor, por lo que podría verse una corriente de ventas más intensa", señala Romano.

El trigo muestra un panorama dual: buena proyección productiva, con posibilidad de superar los 20 Mt, pero precios deprimidos por el ingreso de cosechas del hemisferio norte y la pérdida del factor bélico. A esto se suma el remanente sin comercializar de la campaña pasada. "La esperanza está en que los precios bajos tienten a los fondos especulativos a tomar posición", agrega el analista.

El próximo informe del USDA, previsto para el lunes, aportará claridad sobre áreas sembradas y stocks en EE. UU., vitales para entender la presión futura sobre precios. "No hubo grandes trabas climáticas, por lo que se espera una suba marginal en área, pero el foco estará en los niveles de inventario", concluye Romano.

El campo argentino enfrenta un nuevo contexto donde la geopolítica deja de ser aliada y la sobreoferta global obliga a repensar estrategias comerciales. La rentabilidad dependerá de la eficiencia en logística, almacenamiento y toma de decisiones financieras, en un mercado que exige rapidez y adaptación. El desafío es mayúsculo, pero la experiencia del productor argentino es un activo clave.

Agrolatam.com
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