Innovación científica y agricultura familiar: el camino de Guatemala hacia una mejor seguridad alimentaria
Guatemala reunió a autoridades y expertos en la Semana de Ciencia, Tecnología e Innovación para impulsar soluciones que fortalezcan la seguridad alimentaria y el rol de la agricultura familiar.
La discusión sobre cómo garantizar alimentos suficientes y nutritivos en Guatemala cobró fuerza esta semana con el inicio de la Semana de Ciencia, Tecnología e Innovación, un encuentro que reúne a académicos, científicos y autoridades del sector agropecuario. El objetivo central: identificar soluciones innovadoras para uno de los mayores retos sociales del país, la seguridad alimentaria.
Durante la apertura, el viceministro de Seguridad Alimentaria y Nutricional, Mario Gaitán, destacó que la estrategia oficial apunta a fortalecer una agricultura con enfoque nutricional, basada en huertos escolares, familiares y comunitarios, además de acciones que promuevan la producción local y la resiliencia en comunidades rurales. "La ciencia y la innovación no son un lujo, son instrumentos que pueden salvar vidas", señaló.
Ciencia que se transforma en soluciones
Entre los proyectos en marcha se encuentra el Sistema de Monitoreo de Cultivos, que cruza información climática, productiva y de mercados en tiempo real, facilitando la toma de decisiones de productores y técnicos. A ello se suman los boletines agroclimáticos elaborados por la Dirección de Información Geográfica, Estratégica y Gestión de Riesgos (DIGEGR), que emiten alertas frente a sequías o excesos de lluvia y ofrecen recomendaciones prácticas para mitigar daños.
Estas herramientas, junto con iniciativas de capacitación en el territorio, buscan anticipar los impactos del cambio climático, reducir pérdidas y orientar a las familias en prácticas agrícolas más sostenibles.
El enfoque oficial pone a la agricultura familiar como pieza fundamental de los sistemas alimentarios. Según el MAGA, este segmento no solo asegura disponibilidad de productos frescos en mercados locales, sino que también representa un soporte clave para la economía rural. Invertir en su fortalecimiento significa mejorar la dieta de miles de hogares vulnerables, al mismo tiempo que se protege la biodiversidad agrícola.
La Semana de Ciencia se plantea también como un espacio para acercar la investigación universitaria al terreno productivo. Los especialistas coinciden en que Guatemala necesita tecnologías adaptadas a su realidad: semillas resistentes a la sequía, sistemas de riego más eficientes, modelos de producción agroecológica y programas de educación nutricional.
El reto es convertir esos conocimientos en políticas públicas y proyectos aplicables, que respondan a la urgencia de la inseguridad alimentaria y logren impactos medibles en las comunidades.
Guatemala enfrenta un escenario complejo, marcado por la vulnerabilidad climática, la presión demográfica y la desigualdad en el acceso a los alimentos. Sin embargo, la apuesta por combinar innovación científica, agricultura familiar y participación comunitaria abre la puerta a un modelo agroalimentario más resiliente y sostenible.
La Semana de Ciencia se convierte así en una plataforma para generar consensos y recordarle al país que la seguridad alimentaria no depende solo de producir más, sino de producir mejor, con inclusión y equidad.