Impuestos a los combustibles: nuevo aumento desde septiembre y fuerte impacto en el agro y el transporte
El Gobierno dispuso una suba en los tributos a la nafta y el gasoil desde el 1° de septiembre. La medida impactará en los precios al surtidor y en los costos del agro y la logística.
El Ejecutivo oficializó este viernes, a través del Decreto 617/2025, la actualización de los impuestos a los combustibles líquidos y al dióxido de carbono. La decisión regirá durante septiembre y tendrá un efecto directo sobre la nafta y el gasoil, que representan más del 80% de la demanda de combustibles en el mercado interno.
Según la normativa, el tributo aplicado a la nafta sin plomo y virgen será de $10.523 adicionales, mientras que para el gasoil se fijó un aumento de $8.577 más un diferencial de $4.644. A su vez, el impuesto al dióxido de carbono se actualizó en $0,645 para la nafta y $0,978 para el gasoil. Todos estos ajustes se trasladarán de manera inmediata al precio en surtidor, en un contexto ya presionado por el tipo de cambio, el valor internacional del crudo y los costos de refinación y distribución.
El impacto no será menor: el gasoil es insumo clave en la producción agropecuaria, desde la siembra hasta la cosecha, además del transporte de granos y alimentos. Cada aumento encarece la campaña agrícola, achica los márgenes y reduce la competitividad argentina frente a países vecinos como Brasil o Uruguay, que enfrentan menores cargas impositivas. Lo mismo ocurre con el transporte de cargas y de pasajeros, donde el combustible representa un costo central que, en última instancia, termina repercutiendo en los precios de los alimentos y servicios.
El Gobierno justificó la medida recordando que la actualización impositiva se había postergado en distintas oportunidades y que el objetivo es "recomponer progresivamente la recaudación tributaria sin descuidar la actividad económica". Sin embargo, para el agro y la logística, el ajuste llega en un momento delicado, tras varios meses de subas acumuladas que ya impactaron en la canasta básica y en el poder adquisitivo.
En este escenario, el desafío para la Argentina es equilibrar la necesidad fiscal con la competitividad del campo y del transporte, dos sectores estratégicos para la economía nacional. Mientras tanto, los productores y transportistas anticipan un nuevo golpe a sus costos que podría trasladarse a precios y presionar aún más sobre la inflación.