Uruguay

La industria cárnica uruguaya se alinea con Cancillería para abrir nuevos mercados

En un momento en que los mercados internacionales exigen mayores garantías de calidad, sostenibilidad y trazabilidad, el sector cárnico de Uruguay intensifica su cooperación con el Ministerio de Relaciones Exteriores para diseñar una estrategia conjunta de acceso comercial. Expectativas por Asia y Medio Oriente.

Agrolatam.com

La industria cárnica de Uruguay ha dado un paso estratégico clave al articular esfuerzos con el Ministerio de Relaciones Exteriores con el fin de potenciar el acceso a nuevos mercados internacionales. En un escenario global desafiante, donde las demandas por trazabilidad, sostenibilidad y diferenciación aumentan, el sector busca posicionarse con una voz unificada y respaldada desde el ámbito diplomático.

Durante una reciente reunión entre actores del sector privado y autoridades del gobierno, se estableció como prioridad avanzar en la apertura de mercados que otorguen mayor valor agregado al producto uruguayo. Esta sinergia institucional tiene como eje una política exterior agroexportadora más coordinada, enfocada en oportunidades específicas como el sudeste asiático, Medio Oriente y Norte de África.

"No se trata solamente de vender carne, sino de cómo la vendemos, bajo qué condiciones y en qué mercados logramos insertarnos de manera competitiva y sostenible," expresaron fuentes del Instituto Nacional de Carnes (INAC). En este sentido, la Cancillería uruguaya trabaja en establecer lineamientos que permitan un posicionamiento más estratégico de los alimentos nacionales en el contexto global.

Uruguay ha construido una reputación sólida como proveedor confiable de carne vacuna de calidad, libre de hormonas y con un sistema de trazabilidad reconocido a nivel mundial. Sin embargo, el desafío actual va más allá de la calidad del producto: la competencia global, los aranceles, las barreras sanitarias y las exigencias en materia ambiental hacen necesaria una nueva diplomacia comercial agropecuaria.

La industria también apunta a diversificar mercados. Aunque China sigue siendo un destino dominante, las señales de desaceleración en ese país y la necesidad de capturar mejores precios impulsan la búsqueda de nuevas ventanas comerciales como Corea del Sur, Japón, Vietnam, Arabia Saudita y Egipto.

Uno de los consensos alcanzados es que los esfuerzos no pueden ir por carriles separados. Las gremiales, frigoríficos, el INAC y los ministerios involucrados acordaron que la apertura de mercados debe estar alineada con las capacidades productivas, sanitarias y logísticas del país, evitando descoordinaciones que en el pasado generaron trabas innecesarias o sobreoferta sin planificación.

Desde Cancillería se comprometieron a incluir los intereses del sector cárnico en todas las instancias bilaterales y multilaterales de relevancia. También se evalúa reforzar las agregadurías agrícolas en destinos estratégicos y fortalecer la presencia de Uruguay en ferias, rondas de negocios y plataformas de promoción con enfoque regional.

El sector privado, por su parte, celebró el nuevo enfoque integrador. "Necesitamos que nuestra política exterior trabaje con inteligencia de mercado y visión de largo plazo. La carne uruguaya tiene atributos únicos, pero no basta con producir bien: hay que saber vender mejor," destacó un representante de la industria frigorífica.

También se planteó la importancia de modernizar los mecanismos de certificación y control. Uruguay busca avanzar en acuerdos de equivalencia sanitaria que faciliten el comercio, así como en la digitalización de procesos para ganar eficiencia y reducir tiempos en la cadena exportadora.

El valor agregado es otra de las banderas de esta estrategia. Si bien los cortes de alto valor han crecido en mercados como Europa, el país aspira a desarrollar también líneas de productos elaborados, envasados al vacío, con certificaciones de bienestar animal o sello ambiental.

La mirada de largo plazo incluye además la proyección del país como referente en sostenibilidad. Uruguay quiere posicionar su carne como un alimento con baja huella ambiental, lo cual podría ser una ventaja competitiva en los próximos años ante las restricciones crecientes de los consumidores y reguladores internacionales.

Así, el acuerdo de coordinación entre la industria cárnica y Cancillería marca el inicio de una nueva etapa en la política agroexportadora uruguaya. Una etapa donde la diplomacia económica, la inteligencia comercial y la identidad país se unen para garantizar que la carne nacional no solo llegue, sino que permanezca y crezca, en los mercados más exigentes del mundo.

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