Chile

Calor y humedad disparan riesgo de hongos en cerezos y frutales del centro sur

Con alta humedad y temperaturas crecientes que favorecen la aparición de Botrytis, Alternaria y hongos de madera.

Las condiciones climáticas registradas en las últimas semanas -con elevadas temperaturas y humedad persistente- han encendido las alertas en el sector frutícola del centro sur de Chile, especialmente en los huertos de cerezos, actualmente en la etapa final de floración.

De acuerdo con Daina Grinbergs, investigadora de INIA Quilamapu y fitopatóloga del Laboratorio de Fitopatología de Frutales, este es uno de los momentos más vulnerables del ciclo productivo, ya que las flores son altamente susceptibles a pudriciones causadas por hongos como Botrytis y Alternaria.

"Si tenemos alta humedad relativa y las temperaturas van en aumento, se genera el ambiente ideal para su desarrollo. Son patógenos que afectan primero la flor y luego el fruto", explicó la especialista.

La investigadora advirtió que estas infecciones pueden permanecer latentes sin manifestarse en el huerto, pero activarse durante el transporte o incluso tras la llegada de la fruta a destino, lo que puede comprometer contenedores completos de exportación.

Condiciones propicias para hongos y pérdidas de exportación

El cerezo es especialmente sensible a la combinación de humedad y calor durante la floración. Si las infecciones ocurren en esta fase, los síntomas pueden aparecer días después de la cosecha, generando pérdidas millonarias por rechazo en mercados internacionales.

Por ello, Grinbergs instó a productores y asesores técnicos a mantenerse informados de los pronósticos agrometeorológicos y aplicar tratamientos preventivos con productos de alta eficacia y resistencia al lavado por lluvias.

Además de Botrytis cinerea y Alternaria alternata, el riesgo de hongos de madera también aumenta bajo este escenario. Especies como Cytospora, Chondrostereum y Calosphaeria se ven favorecidas por la humedad y las temperaturas templadas, y pueden ingresar al tejido leñoso a través de heridas generadas durante la brotación o las labores de poda.

"Estos patógenos no afectan la producción inmediata, pero sí comprometen las temporadas siguientes, reduciendo el rendimiento, la calidad e incluso provocando la muerte prematura de los árboles", advirtió la fitopatóloga.

Nuevas tecnologías para detección precoz y prevención

Para enfrentar estas amenazas, INIA Quilamapu trabaja en el desarrollo de un sensor de detección temprana de infecciones por Botrytis y Alternaria en arándanos y cerezos, en colaboración con Paula Vargas, especialista en inteligencia artificial del instituto.

El dispositivo permitirá detectar precozmente tejidos infectados, tanto en campo como en packing, evitando que fruta con riesgo de infección sea enviada a los mercados de exportación.

De forma paralela, el equipo liderado por Grinbergs desarrolla un proyecto apoyado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) orientado al manejo predictivo de enfermedades fungosas del avellano europeo en las regiones del Maule y Ñuble.

Esta iniciativa busca implementar una plataforma de alerta temprana, que integrará variables meteorológicas, datos de vuelo de esporas y sensores de campo, para orientar a los productores sobre el momento óptimo para podar, aplicar fungicidas o ejecutar medidas preventivas.

El sistema predictivo funcionará mediante alertas enviadas directamente a los teléfonos móviles de los agricultores, y se integrará con la plataforma de pronóstico de tizón tardío de la papa, también desarrollada por INIA.

Según la institución, la nueva herramienta estará plenamente operativa hacia fines de 2028 y representará un salto tecnológico en la gestión sanitaria de los frutales del centro sur, al permitir una respuesta rápida y localizada frente a brotes de enfermedades.

La combinación de modelos meteorológicos, sensores de detección y análisis basados en inteligencia artificial marca un nuevo enfoque en la protección fitosanitaria, en el que la digitalización y la predicción climática se convierten en aliadas directas de la sustentabilidad y la competitividad exportadora.

"Nuestro objetivo es anticiparnos a las enfermedades y reducir las pérdidas antes de que ocurran. Esta tecnología busca fortalecer la sanidad y asegurar la calidad de la fruta chilena en los mercados internacionales", concluyó Grinbergs.

Con la floración en marcha y un pronóstico de temperaturas superiores a los 25 °C junto con altos niveles de humedad hasta fin de mes, las autoridades del INIA insisten en reforzar las medidas preventivas y monitorear los huertos con especial atención. La próxima fase del desarrollo tecnológico podría marcar un punto de inflexión en la gestión sanitaria de la fruticultura chilena, combinando ciencia aplicada, innovación digital y manejo sustentable.

Agrolatam.com
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