Ganadería

INTA impulsa el control integrado: una estrategia clave para combatir la garrapata bovina y mejorar la productividad en el norte argentino

En el norte argentino, investigadores del INTA Colonia Benítez combinan manejo sanitario, ambiental y genético para controlar la garrapata bovina, mejorar la sanidad animal y aumentar la producción de carne.

En un contexto donde la eficiencia productiva y la sanidad animal son factores decisivos para la competitividad del sector, los especialistas del INTA Colonia Benítez (Chaco) desarrollaron una estrategia de control integrado que combina distintos enfoques -sanitario, ambiental y genético- para enfrentar uno de los mayores desafíos de la ganadería tropical: la garrapata bovina.

Esta práctica busca reducir pérdidas, mejorar la productividad y aumentar el peso del ganado de manera sustentable. Según una reciente investigación del INTA, la aplicación de protocolos integrados en bovinos de 12 a 24 meses permitió incrementos de entre 18 y 42 kilos de peso vivo por año, un dato que confirma la eficacia del método y su impacto directo en la rentabilidad del productor.

La investigadora Victoria Rossner, referente del INTA Colonia Benítez, explicó que "la garrapata es un parásito que constituye una gran restricción a la productividad ganadera en las regiones tropicales y subtropicales del mundo, produciendo severas pérdidas económicas en el país". Este parásito encuentra condiciones ideales al norte del paralelo 31, donde el clima cálido y húmedo favorece su desarrollo. "Las infestaciones se traducen en menor ganancia de peso, desvalorización del cuero por lesiones y transmisión de enfermedades", señaló la especialista.

Frente a esta problemática, el INTA propone un manejo integrado que combina distintas técnicas para reducir la dependencia exclusiva de productos químicos y retrasar la resistencia de los parásitos a los acaricidas. La clave está en combinar dos o más métodos complementarios, de los cuales al menos uno no debe ser químico, logrando un equilibrio entre eficacia y sustentabilidad.

Entre las herramientas con eficacia comprobada, se destacan el uso estratégico de acaricidas, aplicados en momentos específicos del ciclo de vida del parásito; la rotación y descanso de potreros, que interrumpe la presencia de larvas en el ambiente; y la utilización de biotipos bovinos resistentes, capaces de limitar naturalmente la infestación. "Los esquemas de control estratégico forman parte de un programa de mediano y largo plazo, concentrando un número mínimo de tratamientos en épocas clave, como la salida del invierno, para lograr un efecto duradero", precisó Rossner.

La investigadora también advirtió sobre el impacto del cambio climático, ya que variaciones mínimas en el clima pueden alterar la distribución de los parásitos y aumentar la incidencia de patologías infecciosas. Además, los cambios en el uso del suelo y la presión ambiental generan nuevos desafíos sanitarios para la ganadería del norte argentino.

Por eso, Rossner remarcó la importancia del asesoramiento profesional: "Los productores deben actualizarse y consultar a veterinarios especializados con el conocimiento tecnológico necesario para guiarlos en el manejo integrado".

El enfoque del INTA se posiciona así como una herramienta estratégica para mejorar la competitividad ganadera del país. En tiempos donde la demanda global de alimentos aumenta y los mercados exigen trazabilidad y sustentabilidad, el control integrado contra la garrapata bovina representa una oportunidad concreta para que Argentina fortalezca su producción de carne y reduzca el impacto ambiental de su ganadería.

Agrolatam.com
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