Perú

Lima, en el centro del debate global por el acceso a la diversidad de cultivos

El encuentro del Tratado Internacional sobre Recursos Fitogenéticos en Perú podría redefinir cómo los obtentores y empresas acceden al germoplasma agrícola mundial.

El futuro del acceso a la biodiversidad agrícola se jugará este año en Lima, donde el Órgano Rector del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (TIRFAA) celebrará su 11.ª sesión.
El debate central será la reforma del Sistema Multilateral (SML), el marco que regula el intercambio y la distribución de beneficios derivados del uso de recursos genéticos de cultivos.

Si se logra un acuerdo, el SML podría simplificar el acceso global al germoplasma y ofrecer un sistema más justo y predecible para los países que conservan esta diversidad. Pero si las negociaciones fracasan, el sistema corre el riesgo de seguir siendo irrelevante para el mejoramiento vegetal y la seguridad alimentaria.

Desde su adopción en 2001, el Tratado buscó equilibrar conservación, uso sostenible y beneficio compartido. En la práctica, el SML se apoya en un instrumento legal: el Acuerdo Estándar de Transferencia de Material (ANTM), que determina cómo los obtentores, investigadores y agricultores acceden al material genético disponible.
Sin embargo, el mecanismo no ha alcanzado los resultados esperados. Aunque se firmaron más de 100.000 acuerdos, la mayoría corresponden a instituciones públicas y los aportes económicos por uso comercial han sido mínimos.

Para las empresas de semillas, el modelo actual ofrece poca claridad en las obligaciones y escasa seguridad jurídica. Por eso, muchas optan por recurrir a otras fuentes de germoplasma fuera del sistema, dejando a un lado el marco multilateral.

Un sistema con potencial, pero sin incentivos

El acceso a la diversidad genética es clave para desarrollar variedades más productivas y resistentes al cambio climático. Sin embargo, bajo el esquema bilateral del Convenio sobre la Diversidad Biológica, cada negociación es lenta y costosa. El SML del Tratado fue diseñado justamente para evitar esas trabas, pero su aplicación ha resultado poco atractiva para el sector privado.

Desde 2013, los países miembros del TIRFAA impulsan un proceso de mejora del sistema. El objetivo es hacerlo más eficiente, aumentar los beneficios y atraer la participación del sector comercial.
La industria, representada por la Federación Internacional de Semillas (ISF), ha propuesto una fórmula práctica: múltiples opciones de pago -una tasa por acceso único o un modelo de suscripción anual-, plazos definidos y tarifas razonables que no desalienten la participación.

En 2017, un grupo de empresas firmó una Declaración de Compromiso, ofreciendo un porcentaje de las ventas de cultivos del Anexo 1 a cambio de condiciones de acceso más claras. Aunque el avance se detuvo en 2019 por desacuerdos sobre las tarifas y la inclusión de la información de secuencia digital (ISD), el principio sigue vigente: las compañías están dispuestas a contribuir si el sistema es justo y predecible.

Hoy, de cara a la reunión de Lima, las prioridades son claras: ampliar los cultivos cubiertos, aumentar los pagos previsibles, asegurar la transparencia y establecer reglas estables para el uso comercial. La ampliación del Anexo 1 -que actualmente abarca 64 cultivos- es uno de los puntos más debatidos, especialmente para incluir hortalizas y forrajeras.

Lo que puede definir el futuro en Lima

Para los obtentores y el sector de semillas, el encuentro de este año podría redefinir el acceso global a la diversidad de cultivos. Un acuerdo equilibrado permitiría reactivar el sistema, atraer inversiones en investigación y fortalecer la conservación.

Pero si las negociaciones vuelven a estancarse, el riesgo es alto: el SML seguiría sin uso comercial real, con un fondo de beneficios débil y un modelo de cooperación que no cumple sus objetivos.

El éxito depende de tres condiciones esenciales:

Reglas claras y tasas justas, que brinden confianza a las empresas.

Modelos de pago flexibles, que se adapten a los diferentes tipos de cultivos y mercados.

Expectativas realistas, basadas en el uso efectivo del material disponible.

Lima no será solo la sede de una negociación técnica, sino el escenario donde se definirá si el sistema multilateral puede evolucionar hacia un modelo más justo, transparente y sostenible.
Un acuerdo viable podría significar un cambio de era en el acceso a la diversidad agrícola mundial, y una oportunidad para que América Latina -rica en biodiversidad y recursos genéticos- juegue un papel protagónico en el nuevo equilibrio global de la agricultura.

Agrolatam.com
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