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La guerra arancelaria de EE.UU. golpea a los agricultores de maíz y soja de Indiana y genera incertidumbre en México

La sobreproducción estadounidense y los aranceles impuestos por Donald Trump a México y China agravan la caída de precios, con efectos que preocupan a la cadena agroalimentaria mexicana.

Los agricultores de maíz y soja en Indiana, Estados Unidos, atraviesan uno de los momentos más duros de la última década. A la fuerte sobreproducción de granos, que derrumbó los precios, se suman los efectos de la guerra arancelaria impulsada por el presidente Donald Trump contra México y China, dos de los principales compradores de granos estadounidenses.

De acuerdo con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), la cosecha de maíz de 2025 alcanzará los 16,7 mil millones de bushels, lo que representa un aumento del 13 % respecto al año pasado. El estado de Indiana registra incluso un rendimiento récord por hectárea. Sin embargo, esa bonanza productiva se convirtió en un problema: la abundancia de oferta llevó el precio del maíz a apenas 3,83 dólares por bushel, una caída del 53 % respecto al pico de 2022.

"Los agricultores están vendiendo su cosecha por debajo de los costos de producción. La situación es crítica porque no sabemos hasta dónde puede llegar la caída de precios", advirtió Connor Ruesch, merchandiser de Viterra US en el norte de Indiana.

Impacto en México

Para México, principal importador de maíz amarillo estadounidense destinado a la industria pecuaria y de alimentos balanceados, el escenario abre un doble frente. Por un lado, la caída de precios internacionales podría abaratar las compras en el corto plazo. Sin embargo, la incertidumbre por los aranceles que impone Trump complica la previsión de costos y contratos de abastecimiento.

En el caso de la soja, la Asociación Americana de Productores de Soja envió una carta al mandatario estadounidense alertando que los nuevos aranceles colocan a los agricultores en una "desventaja competitiva inoportuna". Para México, que también importa derivados de soja -aceites, harina proteica y torta para alimentación animal-, la inestabilidad del mercado global implica riesgos de desabastecimiento o encarecimiento de subproductos.

El comercio agroalimentario entre EE.UU. y México, que supera los 40 mil millones de dólares anuales, se ha visto tensionado en múltiples ocasiones desde que Trump asumió la presidencia. En este contexto, el maíz y la soja, dos cultivos estratégicos para la seguridad alimentaria de México, quedan atrapados en el tablero geopolítico de la guerra comercial.

Los testimonios de agricultores en Indiana reflejan la desesperación. En localidades como New Carlisle, muchos vendieron su cosecha de soja del año pasado a precios de liquidación porque ya no pueden almacenarla. "Estamos esperando que termine esta guerra comercial. Lo único que pedimos es una solución", expresó un productor consultado por la cadena local WNDU.

Mientras tanto, en el mercado mexicano, las industrias que dependen de la importación observan con atención los movimientos de Washington. La posibilidad de que los aranceles se mantengan o incluso se incrementen podría alterar los precios internos del maíz amarillo y de la soja procesada, encareciendo los costos de avicultores, porcicultores y ganaderos.

Escenario regional

La situación también resuena en otros países de América Latina. Brasil y Argentina, grandes productores de soja y maíz, podrían ganar terreno en el mercado mexicano si los aranceles a EE.UU. se prolongan. En ese caso, México podría diversificar proveedores, algo que ya ha comenzado a evaluar en los últimos años.

No obstante, el desafío central radica en la dependencia estructural de México de las importaciones de maíz amarillo estadounidense, un rubro difícil de sustituir a gran escala en el corto plazo.

Con precios deprimidos, productores estadounidenses presionan a la Casa Blanca para obtener respuestas. Pero la estrategia de Trump de anunciar y retrasar aranceles mantiene en vilo a los mercados. "No sabemos hacia dónde vamos, y esa incertidumbre es lo que más daño nos causa", resumió Ruesch.

Para México, los próximos meses serán decisivos. Si la guerra arancelaria continúa, el país enfrentará la disyuntiva de aprovechar la caída de precios o buscar alternativas de abastecimiento más estables en Sudamérica.

Agrolatam.com
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