México mueve ficha: Sheinbaum impulsa alianza con Brasil para sortear presión de Trump
Ante la amenaza de nuevos aranceles desde Washington, el gobierno mexicano acelera negociaciones con Brasil en busca de un reequilibrio comercial regional. El giro estratégico se da en medio de la renegociación del T-MEC y marca un intento de diversificación sin precedentes.
La política comercial mexicana entra en una nueva fase. Ante la amenaza concreta de nuevos aranceles por parte de EE.UU., el gobierno de Claudia Sheinbaum acelera gestiones para fortalecer su relación económica con Brasil, en lo que representa una señal clara de diversificación frente a la dependencia histórica del mercado estadounidense.
La Casa Blanca anunció su intención de imponer desde el 1 de agosto aranceles del 30% a productos mexicanos no incluidos en el T-MEC, decisión que generó preocupación en sectores clave como la agroindustria, la energía y la manufactura. En este escenario, Sheinbaum mantuvo una conversación directa con Lula da Silva, en la que ambos mandatarios coincidieron en la urgencia de actuar coordinadamente.
La respuesta no se hizo esperar: Brasil enviará a fines de agosto una misión empresarial a Ciudad de México, encabezada por su vicepresidente Geraldo Alckmin, para avanzar en una hoja de ruta comercial que cubre áreas estratégicas para México.
Un giro comercial en medio del T-MEC
La maniobra se produce mientras México se encuentra inmerso en la renegociación del T-MEC, el acuerdo comercial con EE.UU. y Canadá. A pesar de los esfuerzos diplomáticos de mantener relaciones estables con Washington, la nueva administración Trump ha adoptado una postura más agresiva, cuestionando incluso beneficios previamente acordados.
Para el gobierno de Sheinbaum, esto representa un llamado de atención. El 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino EE.UU., lo que convierte cualquier tensión bilateral en una amenaza directa al aparato productivo nacional.
El acercamiento con Brasil -aunque limitado aún en volumen- abre la puerta a una reconfiguración estratégica de largo plazo. En 2024, el comercio bilateral alcanzó los 13.600 millones de dólares, con márgenes de crecimiento importantes en sectores complementarios: Brasil lidera en materias primas e industria pesada; México, en manufactura avanzada y electrónica.
Presión desde Washington y respuesta regional
El endurecimiento de Trump no solo se limita a lo económico. En el caso brasileño, los aranceles del 50% anunciados tienen una carga política, relacionada con la defensa del expresidente Bolsonaro y las tensiones derivadas del proceso judicial en su contra. Si bien México no enfrenta ese mismo contexto, la medida deja en evidencia que ningún aliado está exento de represalias.
En este marco, Sheinbaum busca no solo proteger la economía mexicana, sino también reducir su vulnerabilidad estructural. Para lograrlo, el diálogo con Brasil es apenas el primer paso de una agenda más amplia que busca fortalecer la integración regional latinoamericana, históricamente relegada frente a otros bloques.
México y su deuda pendiente con América Latina
La realidad es conocida: México comercia más con Texas que con toda América Latina. El acercamiento con Brasil llega en un momento en que se discute la necesidad de revitalizar el comercio intrarregional, que apenas representa un 14% del total en América Latina, frente al 60% en Asia y el 70% en Europa.
Hasta ahora, las relaciones entre México y Brasil han estado marcadas por distancia estratégica, modelos económicos distintos y competencia comercial. Pero la coyuntura impone nuevas prioridades: buscar aliados menos impredecibles que EE.UU. y ampliar el margen de maniobra de la política exterior mexicana.
La respuesta de Sheinbaum será observada de cerca no solo por empresarios y analistas, sino también por una región que mira con atención cualquier movimiento que apunte a una mayor autonomía frente a los vaivenes del norte.