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Tensión en los surcos: la guerra del tomate entre México y EE.UU. pone en jaque a los productores nacionales

México enfrenta una nueva batalla comercial con su principal socio: Estados Unidos amenaza con restablecer aranceles al tomate, encendiendo las alarmas en un sector que genera miles de empleos y millones en exportaciones. ¿Cómo impactará esto en los productores y en los precios?

La tensión comercial entre México y Estados Unidos vuelve a escalar, y esta vez el tomate está en el centro del conflicto. La amenaza de restablecer aranceles a las exportaciones mexicanas reaviva una disputa de larga data que podría tener graves repercusiones para los productores nacionales y para los precios del alimento en ambos lados de la frontera.

México es el principal proveedor de tomate fresco para el mercado estadounidense, con un valor de exportación que supera los 2.500 millones de dólares anuales. El cultivo genera más de 400.000 empleos directos e indirectos, y es fundamental para las economías regionales de estados como Sinaloa, Baja California, San Luis Potosí y Michoacán.

Sin embargo, desde hace décadas el sector enfrenta acusaciones por parte de productores estadounidenses, que aseguran que el tomate mexicano se exporta a precios injustamente bajos, perjudicando a los agricultores locales. Esta disputa ya había derivado en medidas arancelarias en el pasado, que fueron suspendidas tras el Acuerdo de Suspensión del Tomate de 2019, el cual regulaba las condiciones de ingreso del producto a EE.UU.

Hoy, ese acuerdo vuelve a estar en la cuerda floja. Legisladores estadounidenses, presionados por gremios agrícolas de Florida, han solicitado al Departamento de Comercio que lo revise e incluso lo cancele. Si esto ocurre, México volvería a enfrentar un arancel antidumping del 17,5%, lo que encarecería el producto y reduciría su competitividad en el principal mercado de destino.

Para los productores mexicanos, la medida sería devastadora. No solo afectaría los ingresos por exportaciones, sino que podría generar sobreoferta en el mercado interno y una caída de precios en plaza, perjudicando a los pequeños y medianos agricultores.

"Es una amenaza seria para toda la cadena productiva del tomate. Necesitamos una defensa firme desde el gobierno y el sector privado para mantener el acceso al mercado estadounidense", señalaron desde el Consejo Nacional Agropecuario (CNA).

El impacto no se limitaría a las regiones tomateras. Los consumidores de Estados Unidos también podrían verse afectados con alzas en los precios, ya que el 90% del tomate fresco que se vende en supermercados estadounidenses proviene de México durante gran parte del año.

El gobierno mexicano ya ha expresado su preocupación diplomática y analiza las vías legales para sostener el acuerdo. En paralelo, organizaciones de productores trabajan en diversificar mercados de exportación, incluyendo Canadá, Asia y países de Medio Oriente, aunque reconocen que ninguno tiene el volumen ni la demanda de EE.UU.

Agrolatam.com
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