México

México marca el pulso de los cítricos en EE.UU. con escasez de limones y limas

Las lluvias frenaron la cosecha mexicana de limón y generaron un vacío en el mercado estadounidense. En cambio, las limas se mantienen estables, aunque con diferencias de precio que reflejan la presión por calibres grandes.

El papel de México como proveedor de cítricos para Estados Unidos quedó más expuesto que nunca en las últimas semanas. El país norteamericano atraviesa una escasez de limones que tiene su raíz en las condiciones climáticas mexicanas. A pesar de que la campaña comenzó hace un mes, las lluvias y la humedad limitaron la cosecha y redujeron la capacidad de abastecer al mercado. La falta de volumen fue determinante, ya que la producción doméstica de California todavía no arranca con fuerza y el consumo depende en gran medida de las importaciones. Así, los precios en el mercado estadounidense subieron y la fruta mexicana se convirtió en el termómetro de un negocio que mueve millones de dólares.

Las importaciones desde Argentina y Chile, que en otros años ayudaban a suavizar el impacto, no lograron cubrir el vacío. Argentina redujo sus envíos al no conseguir precios que justificaran los costos adicionales de exportación y priorizó otros mercados. Chile también limitó sus despachos, con volúmenes menores a los habituales. En este escenario, México quedó como el jugador central, pero con una oferta recortada por cuestiones de clima. Los especialistas calculan que la escasez de limones se extenderá hasta fines de octubre, cuando los volúmenes mexicanos comiencen a fluir con mayor regularidad y coincidan con el inicio de la temporada californiana.

La situación contrasta con lo que ocurre en el mercado de las limas, donde México también juega un papel protagónico. Allí no se registra desabastecimiento, ya que las zonas productoras están repartidas en distintas regiones que no se vieron tan afectadas por las lluvias. Esto permitió que la cosecha continuara de manera normal y que el flujo hacia Estados Unidos no se interrumpiera. Sin embargo, la abundancia de fruta pequeña frente a la menor proporción de calibres grandes generó una brecha significativa en los precios. Los tamaños grandes, de mayor demanda en el comercio minorista y la gastronomía, se pagan entre 24 y 26 dólares por caja, mientras que los más pequeños apenas alcanzan entre 14 y 16 dólares. La diferencia de hasta diez dólares muestra la preferencia del mercado por calibres grandes y evidencia la presión que soporta la cadena de valor para responder a esa demanda específica.

Para los productores mexicanos, este escenario implica un doble desafío. Por un lado, garantizar que la oferta de limones vuelva a estabilizarse cuanto antes para recuperar un mercado que depende casi en exclusiva de sus cosechas. Por el otro, encontrar salidas comerciales para la lima de menor tamaño, que enfrenta dificultades para colocarse a buen precio. La fruta grande se consolida como la más competitiva, mientras la pequeña exige estrategias comerciales más flexibles para no perder rentabilidad.

El consumo de limas en Estados Unidos ha crecido de manera sostenida en los últimos años, y México ha sido el motor de ese proceso. La categoría se ha expandido más allá de su uso tradicional y hoy forma parte de la gastronomía cotidiana, la industria de bebidas y la coctelería. Esto asegura una base de demanda sólida, pero también abre el debate sobre la necesidad de mayor organización en la cadena. Se encuentra en formación un comité de limas que buscará ordenar la categoría y darle mayor representatividad. Aunque todavía faltan dos años para que esté plenamente operativo, se espera que contribuya a transparentar la formación de precios y a planificar la oferta con más previsibilidad.

México aparece como el actor decisivo para el abastecimiento de cítricos en el mercado estadounidense. Lo que ocurra en sus regiones productoras determina la dinámica de precios y la disponibilidad en el mayor mercado consumidor de la región. La escasez de limones seguirá marcando el pulso de las próximas semanas, mientras las limas avanzan con relativa estabilidad, aunque con un mercado fragmentado por los calibres. La balanza entre ambas frutas muestra que el peso de México en la cadena citrícola continental es determinante y que su capacidad de respuesta define el humor de los compradores al norte de la frontera.

Agrolatam.com
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