México

México registra un aumento del 21 % en el precio de la carne de cerdo importada durante 2025

Hasta julio, el valor promedio alcanzó los 2.564 dólares por tonelada, un encarecimiento que refleja la presión de los costos internacionales y la dependencia del mercado externo.

El mercado cárnico mexicano atraviesa un año de ajustes en sus flujos comerciales. Con corte a julio de 2025, el precio implícito de la carne de cerdo importada se situó en 2.564 dólares por tonelada, lo que representa un incremento del 21 % frente al mismo periodo de 2024. Los datos confirman un encarecimiento progresivo de los productos porcinos que llegan desde el exterior, en un contexto de alta volatilidad de precios internacionales y tensiones en la oferta global.

La cifra marca un cambio relevante en la dinámica de importaciones mexicanas, dado que el país es uno de los mayores consumidores de carne de cerdo en América Latina y complementa parte de su demanda interna con compras externas, principalmente desde Estados Unidos, Canadá y Brasil. El encarecimiento del producto importado no solo impacta en la cadena de comercialización, sino que también genera presiones sobre los precios internos al consumidor.

Durante el primer semestre, los volúmenes de importación se han mantenido relativamente estables, pero el valor total de las compras externas aumentó significativamente como consecuencia del mayor precio por tonelada. Esta situación refleja un desajuste en la relación costo-cantidad: aunque México no necesariamente esté importando más carne, sí paga más por cada tonelada adquirida.

La tendencia se explica en buena medida por factores internacionales. En Estados Unidos, principal proveedor de carne de cerdo para México, la industria ha enfrentado mayores costos de alimentación animal, logística y medidas sanitarias, lo que repercute en el precio final de exportación. A ello se suman las fluctuaciones cambiarias y el aumento en los fletes marítimos, que encarecen el comercio de proteína animal en toda la región.

Los analistas advierten que esta situación podría trasladarse a la inflación alimentaria mexicana en los próximos meses. La carne de cerdo es un componente esencial de la dieta del país, utilizada tanto en cortes frescos como en productos procesados, y cualquier incremento en los precios internacionales suele repercutir en la canasta básica local.

De acuerdo con especialistas del sector, la presión de costos también puede incentivar a los productores nacionales a incrementar la producción interna de cerdo, con el objetivo de reducir la dependencia del mercado externo. No obstante, este proceso requiere inversiones en infraestructura, genética, bioseguridad y alimentación animal, lo que implica tiempos de adaptación que no necesariamente compensarán los aumentos de corto plazo.

México ha venido trabajando en estrategias para diversificar sus proveedores de carne de cerdo, incorporando progresivamente a países como Brasil y Chile en su portafolio de compras. Sin embargo, la concentración de las importaciones en el mercado estadounidense sigue siendo dominante, lo que deja al país expuesto a las variaciones de precios en esa plaza.

En lo que resta de 2025, el reto estará en encontrar un equilibrio entre el abastecimiento externo y el impulso a la producción nacional, en un escenario donde los consumidores ya comienzan a sentir los efectos del encarecimiento en el mostrador. Para los exportadores de países proveedores, México seguirá siendo un destino clave, pero las condiciones de acceso estarán marcadas por el nivel de precios y la capacidad de negociación de los distintos actores de la cadena.

En definitiva, el aumento del 21 % en el precio implícito de la carne de cerdo importada se convierte en una señal de alerta para el sector agroalimentario mexicano. El desafío será contener el traslado de estos costos al consumidor final y garantizar un suministro estable, en un mercado donde la proteína animal juega un papel central tanto en la dieta como en la seguridad alimentaria.

Agrolatam.com
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