Brasil

Nanopartículas a partir de caña: una innovación brasileña para impulsar la agricultura del futuro

Investigadores desarrollan bioestimulantes de menos de 10 nanómetros que mejoran la fotosíntesis y ayudan a los cultivos a resistir condiciones climáticas extremas.

En Brasil, un grupo de investigadores avanza en una propuesta innovadora para enfrentar los retos que el cambio climático impone a la producción agrícola. Se trata del uso de nanopartículas de carbono, desarrolladas a partir de los residuos de caña de azúcar, capaces de mejorar la eficiencia de la fotosíntesis y reforzar la resistencia de los cultivos ante condiciones climáticas adversas.

Con un tamaño inferior a los 10 nanómetros, estas partículas funcionan como bioestimulantes, influyendo de manera positiva en el crecimiento vegetal y en su capacidad de adaptación frente a sequías prolongadas o lluvias intensas. La tecnología se basa en un método de síntesis asistida por ondas, que permite un proceso eficiente con bajo consumo energético y con la posibilidad de ser escalado a nivel industrial.

La elección de la caña de azúcar no es casual. Según los investigadores, este residuo agrícola se comporta como un catalizador ideal, ya que aporta diversidad de grupos orgánicos que facilitan la formación de los puntos de carbono. El resultado es una solución innovadora que combina bajo costo, aprovechamiento de desechos y alto potencial de impacto en la agricultura sostenible.

Agricultura resiliente y sostenible

La motivación detrás de este desarrollo surge de la necesidad de los agricultores de producir más y mejor en un entorno cada vez más exigente, donde la velocidad, la eficiencia y la sostenibilidad se han convertido en condiciones indispensables.

Las nanopartículas actúan absorbiendo la radiación ultravioleta y emitiendo una luz que protege a las plantas, a la vez que impulsa su resistencia frente a cambios bruscos de clima. Este efecto se traduce en una fotosíntesis más eficiente y en una mayor capacidad de adaptación, dos factores decisivos para sostener rendimientos estables en escenarios de estrés ambiental.

Actualmente, los ensayos experimentales se llevan a cabo en cultivos de soja, maíz, caña de azúcar, frijol y trigo, aunque el objetivo es ampliar su aplicación a una gama más amplia de especies agrícolas. Los resultados preliminares muestran que, además de mejorar la productividad, la tecnología puede contribuir a reducir la dependencia de agroquímicos tradicionales, un aspecto clave para disminuir el impacto ambiental.

Uno de los pilares del proyecto es la seguridad alimentaria. Los investigadores trabajan para garantizar que el uso de estas nanopartículas no represente riesgos para animales, plantas ni seres humanos. En este sentido, la propuesta deberá atravesar un riguroso proceso de evaluación por parte del Ministerio de Agricultura y Ganadería, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria y otras autoridades competentes antes de su eventual aprobación comercial.

La iniciativa ya cuenta con una patente registrada y ha sido reconocida en competencias de innovación tecnológica. No obstante, el desafío ahora está en avanzar hacia pruebas a mayor escala que permitan validar su efectividad en condiciones de campo y en diferentes sistemas productivos.

De ser implementada, esta biotecnología podría marcar un hito en la agricultura latinoamericana, aportando soluciones concretas para enfrentar el impacto del cambio climático, reducir el desperdicio de recursos y promover modelos más sostenibles de producción.

Agrolatam.com
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