Nicaragua

Alerta en Nicaragua: EE. UU. enciende las alarmas por presencia del gusano barrenador del ganado

El resurgimiento del temido gusano barrenador en Nicaragua pone en vilo a las autoridades sanitarias regionales. Estados Unidos ya emitió una alerta, temiendo una expansión de la plaga hacia el norte. ¿Está Centroamérica preparada para frenar esta amenaza que devora animales vivos?

Nicaragua se encuentra en el centro de la atención sanitaria regional tras la detección del gusano barrenador del ganado (Cochliomyia hominivorax) en su territorio, un parásito altamente destructivo que amenaza la salud animal y la economía ganadera. La situación ha encendido las alarmas no solo a nivel local, sino también en Estados Unidos, cuyo Departamento de Agricultura (USDA) emitió recientemente una alerta sanitaria preventiva por el riesgo de propagación de la plaga hacia el norte del continente.

El gusano barrenador, también conocido como mosca de la bichera, es un parásito carnívoro que coloca sus huevos en heridas abiertas de animales de sangre caliente. Al eclosionar, las larvas devoran tejido vivo, causando infecciones severas y, en muchos casos, la muerte del animal en cuestión de días si no se trata a tiempo.

Hasta la primera semana de junio de 2025, Nicaragua ya había registrado 18.059 casos confirmados de gusano barrenador, de los cuales 117 han sido en seres humanos. Hoy la cifra asciende a 124 casos humanos, lo que refleja una expansión preocupante de la plaga más allá del ámbito exclusivamente veterinario, afectando también a la salud pública.

La reaparición del gusano en Nicaragua representa un retroceso significativo en los esfuerzos regionales de erradicación, ya que esta plaga había sido eliminada de gran parte del continente americano gracias a décadas de trabajo conjunto, especialmente entre Estados Unidos, México y países centroamericanos, mediante el uso de la técnica de moscas estériles (SIT).

La Oficina de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal del USDA (APHIS) expresó su preocupación por la proximidad del brote a zonas fronterizas sensibles y por la posibilidad de reinfestación en áreas ganaderas clave, lo cual podría tener impactos económicos y sanitarios devastadores. EE. UU. logró erradicar este parásito en 1982, y desde entonces ha invertido millones de dólares en mantener una barrera biológica en el sur de México y Centroamérica para prevenir su regreso.

En este contexto, las autoridades nicaragüenses están intensificando los controles veterinarios, el monitoreo en zonas rurales y la vigilancia epidemiológica en coordinación con organismos internacionales como el OIRSA (Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria).

Además, se están evaluando medidas para fortalecer los sistemas de detección temprana, capacitar a productores y veterinarios, y preparar protocolos de respuesta rápida ante nuevos focos de infestación.

La ganadería representa un sector clave para la economía de Nicaragua, y una expansión del gusano barrenador pondría en riesgo no solo la producción bovina, sino también la salud de especies silvestres, animales domésticos y, en casos extremos, incluso seres humanos.

El parásito es conocido por su agresividad: una sola infestación no tratada puede acabar con un rebaño en pocas semanas, y la recuperación implica altos costos en tratamientos veterinarios, pérdidas de productividad y restricciones comerciales en mercados internacionales.

La experiencia histórica demuestra que la erradicación solo es posible mediante una estrategia regional coordinada, sostenida y técnicamente rigurosa. Por eso, la alerta lanzada por EE. UU. no solo busca proteger su frontera, sino también impulsar una respuesta conjunta que incluya a todos los países del istmo centroamericano.

Mientras tanto, Nicaragua refuerza su vigilancia zoosanitaria y lanza un llamado a productores, ganaderos y comunidades rurales para que reporten de inmediato cualquier caso sospechoso, como heridas infestadas, miasis o cambios de comportamiento en animales.

El resurgimiento del gusano barrenador es un recordatorio de que las plagas no conocen fronteras. Y que, frente a amenazas biológicas de alto impacto, la cooperación regional no es una opción, sino una necesidad urgente.

Agrolatam.com
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