Descubren que la papa desciende del tomate y reescriben la historia genética de América
Un hallazgo liderado por científicos chinos revela que la papa, uno de los pilares alimentarios del mundo, es el fruto de un cruce natural con la tomatera ocurrido hace nueve millones de años en Sudamérica. Más allá de la sorpresa botánica, el descubrimiento abre un nuevo capítulo en la geopolítica de los alimentos.
La papa, hija del tomate: una revolución científica con raíces andinas
Durante siglos, la papa ha sido tratada como un símbolo de la agricultura andina, del hambre europea y de las revoluciones silenciosas en los campos del mundo. Pero ahora, una investigación genética internacional acaba de cambiar su árbol genealógico para siempre: la papa desciende del tomate.
Este descubrimiento, liderado por el genetista Sanwen Huang y su equipo del Instituto de Genómica Agrícola de Shenzhen, confirma que hace unos nueve millones de años, una planta tomatera silvestre y una etuberosum -una especie emparentada con la papa pero sin tubérculos- se cruzaron naturalmente en Sudamérica. De esa unión surgió la base genética que daría origen a la reina de los tubérculos.
Un salto evolutivo durante el levantamiento de los Andes
El origen de la papa no fue casual. Según los investigadores, el levantamiento de la cordillera de los Andes fue el telón de fondo de esta transformación. En un entorno de temperaturas más frías y suelos hostiles, la nueva planta desarrolló tubérculos subterráneos capaces de almacenar nutrientes. Fue una adaptación explosiva que le permitió expandirse por múltiples ecosistemas.
Hoy, la papa alimenta a más de mil millones de personas en el mundo. Una sola pieza de 170 gramos ofrece 135 kilocalorías, la mitad de la vitamina C diaria recomendada y cuatro gramos de proteínas completas. Entender su evolución genética es clave para mejorar su rendimiento y calidad en el futuro.
El gen SP6A: la clave que vino del tomate
El nuevo estudio confirma que el gen SP6A, responsable de activar la formación de tubérculos, proviene directamente del tomate. Fue descubierto en 2011 por un equipo encabezado por la bióloga española Salomé Prat, pero ahora se confirma su origen tomatero.
Este gen funciona como un interruptor que responde a las horas de luz: en otoño, por ejemplo, se activa y ordena a la planta comenzar a engrosar sus tallos subterráneos. Aún se desconoce qué procesos ocurren a nivel molecular en ese momento, pero descifrarlos podría abrir la puerta a una agricultura revolucionaria: plantas que produzcan tanto granos como tubérculos.
¿Tomates y papas en la misma planta?
Aunque parece ciencia ficción, no lo es del todo. En 1978, la genetista española Marisol Sacristán logró una combinación rudimentaria entre una planta de tomate cherry y otra de papa. Hoy, con el conocimiento genético actual, los científicos creen que en el futuro podrían desarrollarse cultivos híbridos, capaces de producir ambos alimentos.
Las posibilidades no son solo agronómicas, sino también estratégicas. Con menos terreno y más productividad, la papa se convierte en un arma silenciosa en la disputa global por la seguridad alimentaria. "China lo entendió antes que nadie", afirma Prat.
La geopolítica del tubérculo
China ya es el mayor productor mundial de papas, con una superficie cultivada equivalente al territorio de Costa Rica. Con el respaldo de diez instituciones nacionales y apoyo de centros en Canadá, Alemania, Reino Unido y EE.UU., el país asiático busca mejorar la calidad de la papa y convertirla en un superalimento con más proteínas.
Como lo advirtió hace décadas el historiador William McNeill, quien domine la papa puede dominar el mundo. Para McNeill, este tubérculo fue la base energética del Imperio Inca, el motor del crecimiento europeo y un protagonista silencioso del ascenso de potencias. Hoy, entender su ADN puede marcar la diferencia entre liderar o depender.
Una familia vegetal que esconde secretos
Para el genetista Zhiyang Zhang, la sorpresa es más visual que científica. "La tomatera y la planta de patata pueden parecer distintas en el supermercado, pero son muy similares en sus hojas y flores", explica. A nivel genético, la papa está más cerca del tomate que de la etuberosum, la planta que más se le parece físicamente.
Con más de 100 especies silvestres de papa registradas, el descubrimiento de esta relación abre nuevos caminos para la mejora genética, la resistencia al clima y la diversificación de cultivos. La clave estará en seguir cruzando información, ciencia e historia.