Paraguay

El auge del etanol y la ganadería presionan al maíz paraguayo a crecer al doble

El país proyecta alcanzar 10 millones de toneladas de maíz en los próximos tres años, impulsado por la expansión del etanol y el crecimiento de la producción de pollos y cerdos. También se esperan buenos resultados en la nueva zafra de soja.

La agricultura paraguaya enfrenta un reto histórico: duplicar su producción de maíz en tan solo tres años para responder a un mercado interno cada vez más demandante y mantener su presencia en el comercio internacional. El objetivo es llegar a las 10 millones de toneladas, frente al promedio de 5 a 5,5 millones que se han cosechado en los últimos ciclos.

Este crecimiento acelerado está vinculado a dos factores centrales. Por un lado, la expansión de la industria de etanol, que en los últimos años incorporó nuevas plantas procesadoras y generó una presión adicional sobre la demanda de maíz. Por otro, el incremento sostenido de la producción animal, principalmente de pollos y cerdos, que requieren grandes volúmenes de maíz como base del alimento balanceado.

El país ya no solo produce granos para abastecer al consumo humano o a la exportación, sino que está apostando a su industrialización, en un proceso que agrega valor y fortalece la economía agroindustrial. El maíz se convierte así en el insumo central de un engranaje que vincula energía renovable, proteína animal y exportaciones.

La creciente demanda interna abre la puerta a nuevas oportunidades, pero también plantea desafíos logísticos y productivos. Alcanzar el objetivo de duplicar la producción requerirá ampliar la superficie cultivada, mejorar los rendimientos y garantizar el acceso a insumos y tecnología, en un escenario de alta competencia por tierras con otros cultivos estratégicos como la soja.

El impulso del sector pecuario

La producción de carne de pollo y cerdo ha experimentado un crecimiento constante en Paraguay, consolidando su papel como uno de los sectores más dinámicos del agro. Cada punto porcentual de aumento en este rubro se traduce en una mayor presión sobre la demanda de maíz. La articulación entre agricultura y ganadería es hoy más evidente que nunca: el cereal se convierte en la base de la seguridad alimentaria nacional y en un pilar para la expansión de las cadenas de proteína animal.

Este fenómeno también refuerza la importancia de mantener precios estables y garantizar el abastecimiento interno, ya que cualquier déficit podría impactar tanto en la industria del etanol como en los costos de la carne destinada al consumo local y a la exportación.

Expectativas para la soja

Paralelamente al desafío del maíz, la soja mantiene su lugar como cultivo insignia. Aunque no se alcanzaron los niveles récord de hace dos años, cuando la producción superó los 11 millones de toneladas, la última zafra cerró con más de 9,5 millones, y las proyecciones apuntan a superar nuevamente las 10 millones.

Con una superficie sembrada estimada en 3,5 millones de hectáreas entre zafra y zafriña, los agricultores esperan un buen desempeño gracias a la humedad del suelo y las condiciones climáticas favorables que acompañan el inicio de la campaña. Las expectativas son altas y existe un esfuerzo conjunto de toda la cadena agrícola para lograr rendimientos que consoliden al país como uno de los grandes productores de oleaginosas a nivel mundial.

Los especialistas destacan que la posibilidad de alcanzar las metas productivas depende de la coordinación entre productores, industria y políticas públicas. La necesidad de duplicar el maíz no es solo un desafío técnico, sino también económico y social, ya que involucra infraestructura, financiamiento, acceso a mercados y capacidad de almacenamiento.

El panorama muestra un campo paraguayo dinámico, en plena transformación, que busca responder a la demanda interna creciente y, al mismo tiempo, fortalecer su posición como exportador confiable de granos y proteínas.

Agrolatam.com
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