Arroz en mínimos de 2017: Perú enfrenta presión por importaciones y caída de precios
La cotización internacional del arroz bajó a US$ 304 por tonelada, su nivel más bajo en ocho años. En Perú, crecen las importaciones y productores miran con cautela el impacto en su rentabilidad.
El precio internacional del arroz alcanzó en agosto su nivel más bajo desde 2017, en medio de un contexto marcado por el aumento de cosechas globales y la decisión de India de levantar sus restricciones a la exportación. La caída, que llevó la cotización a US$ 304 por tonelada de arroz con cáscara, genera inquietud en los productores de América Latina y particularmente en Perú, donde las importaciones muestran una tendencia creciente y podrían convertirse en un factor de presión para el mercado interno.
De acuerdo con la Asociación de Exportadores (Adex), entre enero y agosto de 2025 ingresaron al país más de US$ 81,8 millones en arroz semiblanqueado o blanqueado, lo que confirma la expectativa de que las compras externas superen el nivel registrado en 2024, cuando se importaron 144.400 toneladas métricas por un valor de US$ 124,1 millones.
"Estamos viendo un aumento en la importación de arroz y probablemente terminemos 2025 con un valor más alto que el del año pasado", explicó Gabriel Arrieta, jefe de Comercio Exterior e Inteligencia Comercial de Adex.
Origen de las importaciones
El arroz que ingresa a Perú proviene principalmente de Uruguay y Brasil, aunque también se registran envíos desde Tailandia, Paraguay e India. En el caso de India, pese a que no cuenta con un protocolo fitosanitario aprobado, se habían realizado compras por más de medio millón de dólares en lo que va del año. Sin embargo, tras un reclamo de la Asociación Peruana de Productores de Arroz (APEAR), estas importaciones se habrían detenido.
Desde el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) explicaron que el arroz que ingresó no compite directamente con la producción local, ya que corresponde a variedades como el parbolizado y el Basmati, de mayor valor comercial. "No hay ingresos del tipo que se produce en el Perú, ese no tiene permiso fitosanitario", aclaró César Romero, de la Dirección de Estudios Económicos del ministerio.
El Perú produce alrededor de 2,1 millones de toneladas de arroz pilado al año, mientras que las importaciones podrían alcanzar las 200.000 toneladas en 2025, es decir, cerca del 10 % del consumo nacional.
La preocupación principal está en el efecto que un eventual incremento agresivo de las importaciones, sobre todo desde Asia, pueda tener en los precios internos. Para enfrentar esa situación, el mecanismo de franja de precios ya se activó y aplica un arancel específico de US$ 102 por tonelada importada, equivalente a un 15 % ad valorem.
"Ese mecanismo permite estabilizar el precio del arroz importado y evita que haya una abrupta distorsión en el mercado nacional", detalló Romero, quien anticipó que los precios internos tenderán a estabilizarse en los próximos meses.
Productores cautelosos
En meses anteriores, la APEAR alertaba que el arroz importado llegaba a venderse a S/ 105 por saco, muy por debajo de los S/ 170 del arroz nacional. Hoy, gracias a la franja de precios, la brecha se redujo: el arroz pilado se ubica entre S/ 120 y S/ 130, lo que permite a los productores competir con cierta rentabilidad.
No obstante, persiste la inquietud frente a la posibilidad de que India logre aprobar un protocolo fitosanitario. Con una producción de 145 millones de toneladas de arroz, la capacidad de ese país para colocar volúmenes masivos a bajo costo podría alterar el equilibrio del mercado peruano.
"Si el arroz asiático entra con más fuerza, sí habría una distorsión preocupante, porque se trata de mercados con fuertes subsidios", advirtió Edwin Edquen, coordinador técnico de APEAR.
El gremio viene sosteniendo reuniones con Midagri y Senasa para que, en el marco de las negociaciones del TLC con India, se exceptúe al arroz de las reducciones arancelarias, a fin de proteger a los productores locales.
Mientras tanto, los especialistas coinciden en que la evolución del mercado dependerá de factores externos, como las decisiones de India y Tailandia y el comportamiento del clima en Asia y América Latina. Zonas productoras clave en Perú, como Lambayeque y San Martín, estarán bajo la lupa para evaluar si logran mantener sus niveles de siembra y rentabilidad frente a un escenario de precios bajos y competencia importada.
En un mundo donde el arroz es parte esencial de la dieta de millones de personas, la caída a niveles de 2017 plantea un dilema: ¿aprovechar la oportunidad de importar barato o proteger al productor nacional? Para Perú, la respuesta está en equilibrar ambas variables sin poner en riesgo ni a los consumidores ni a la sostenibilidad de su producción.