El ternero ya cotiza como un auto cero: ¿quién dijo que la ganadería no era negocio?
El valor de la hacienda joven alcanza niveles históricos: un ternero mestizo ya roza los 800.000 pesos y los analistas prevén que llegue al millón. C
Gradualmente, el valor de un ternero mestizo se acerca al millón de pesos y los analistas no descartan que cruce esa barrera en los próximos meses. La cuenta es sencilla: un animal de 200 kilos cotiza a $4.000 por kilo, lo que equivale a $800.000 por cabeza, más de 600 dólares al tipo de cambio MEP. Se trata de un precio inédito que refleja tanto la firmeza del mercado como el atractivo de la invernada como inversión.
El aumento no es menor si se compara con un año atrás: en agosto de 2024, el mismo ternero cotizaba $2.500 por kilo, lo que significa un salto del 60% en pesos corrientes. En dólares MEP, la suba es del 55% en apenas doce meses, y si el cálculo se hace en dólares libres, el precio actual está 71% por encima del promedio 2011-2024. Incluso en términos de poder de compra interno, el valor supera en 9% el promedio histórico de los últimos seis agostos en pesos constantes.
Este escenario, lejos de ser una burbuja aislada, responde a fundamentos sólidos. Según Paloma Fontana, analista de Ganadería de AZ-Group, los criadores enfrentan hoy un contexto de costos competitivos y relaciones insumo/producto más que favorables. Dicho de otro modo: el ternero no solo vale mucho en pesos y dólares, sino que también rinde más como bien de cambio al momento de adquirir otros insumos estratégicos para la actividad.
Los números son contundentes. Con la venta de un ternero se necesita 34% menos de kilos para comprar una tonelada de concentrado proteico que el promedio de los últimos siete años. A su vez, se requieren 29% menos para adquirir una tonelada de maíz y 33% menos para comprar una hectárea de cría. Este diferencial genera una ventana de oportunidad para los criadores, que hoy pueden capitalizar precios altos en la venta de invernada y, al mismo tiempo, asegurarse insumos clave a un costo relativamente bajo en términos de equivalencia productiva.
La mirada hacia adelante también muestra señales de firmeza. Para los próximos meses, los analistas esperan que el mercado de invernada continúe sostenido por dos factores determinantes: la menor oferta estacional de terneros y la elevada producción forrajera, que permitirá cargar más kilos y llevar al mercado animales más pesados. En este marco, la cotización de $4.000 por kilo aparece como un piso para la primavera, siempre y cuando el clima mantenga una condición neutral.
De cara a la zafra de 2026, la proyección es de estabilidad en la cantidad de terneros por destetar, similar a la de 2025. Los últimos datos de vacunación antiaftosa del Senasa registraron una reducción de 400.000 vacas, pero esa caída podría ser compensada por una mejor tasa de preñez derivada de vientres en mejores condiciones corporales tras el servicio de 2024. Es decir, si bien el stock muestra ajustes, la eficiencia reproductiva puede amortiguar el impacto y sostener la oferta de terneros en el mediano plazo.
Lo que hoy se observa es una conjunción rara vez vista en la ganadería: precios de venta récord, costos de producción competitivos y relaciones de intercambio que benefician al criador. Este cóctel configura una coyuntura que difícilmente pase inadvertida para quienes buscan refugio en activos ligados a la economía real. En un contexto de incertidumbre macroeconómica, con alta volatilidad cambiaria y dudas sobre la política agropecuaria, la invernada se posiciona como un negocio rentable y relativamente seguro.
INTA: La cuenta entusiasma: un ternero de 200 kilos a $4.000 por kilo significa $800.000 por cabeza, más de 600 dólares, una rentabilidad difícil de igualar en otros negocios.
Claro que no todo es color de rosa. Los márgenes actuales dependen en gran medida de la capacidad de los criadores para sostener la eficiencia productiva y aprovechar el momento. El riesgo de una caída en los precios internacionales de la carne, un cambio brusco en la relación dólar-peso o medidas regulatorias que afecten la rentabilidad del sector siempre están latentes. Pero hoy, con el mercado en firmeza y la demanda sólida, el panorama inmediato luce positivo.
En definitiva, la foto actual de la ganadería muestra a la invernada como protagonista absoluta. Con un ternero que ya cotiza como un auto cero kilómetro y una tendencia que no da señales de agotarse, los criadores enfrentan un escenario donde la rentabilidad está sobre la mesa. El desafío será sostener esa ventaja en el tiempo, en un mercado que siempre recuerda que lo único seguro es el cambio.