Productores colombianos advierten que nuevo decreto pondría fin al cultivo de algodón
La reducción del arancel de importación de hilados del 10% al 0%, propuesta por el Gobierno, podría provocar la desaparición del mercado interno de la fibra de algodón y una pérdida del 25% en los ingresos agrícolas.
El sector algodonero colombiano atraviesa una de sus mayores tensiones en dos décadas.
La Confederación Colombiana del Algodón (Conalgodón) alertó que el proyecto de decreto del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y el Ministerio de Hacienda, que propone reducir del 10% al 0% el arancel a la importación de hilados, podría significar el colapso de la producción nacional de algodón y el cierre de su cadena industrial.
Según el gremio, la medida afectaría directamente a pequeños y medianos productores y provocaría la pérdida del mercado interno, estimado en 20 mil toneladas anuales de fibra.
"El algodón enfrenta la situación más crítica en 20 años. Si se elimina el arancel, los agricultores perderán hasta el 25% de sus ingresos, por la caída del precio interno y la revaluación del peso", advirtió César Pardo Villalba, presidente de Conalgodón.
La advertencia llega en un momento en que el país busca reactivar su sector agrícola. Sin embargo, la propuesta del Ejecutivo -planteada como una medida de competitividad para la industria textil- podría tener un efecto contrario en la cadena de valor del algodón, un cultivo que genera empleo, mejora la fertilidad del suelo y aporta a la sostenibilidad de los sistemas agrícolas mixtos.
Impacto agrícola e industrial
Los departamentos de Córdoba, Sucre, Cesar, La Guajira, Magdalena, Antioquia y Vichada serían los más afectados, con riesgo de abandono de cultivos y pérdida de inversión en zonas donde el algodón se integra en rotaciones con arroz, maíz y soya.
Además, quedarían en suspenso proyectos de expansión en la altillanura y el piedemonte llanero, áreas identificadas como polos de desarrollo para la fibra nacional.
Conalgodón recordó que la producción de algodón no solo tiene un valor económico, sino también agronómico y ambiental, al contribuir al control de malezas, la mejora de la estructura del suelo y la diversificación productiva frente al monocultivo.
El impacto no se limitaría al campo. La eliminación del arancel comprometería la viabilidad de las tres hilanderías que operan actualmente en Colombia, las cuales procesan hasta 40 mil toneladas de fibra al año y ya trabajan al 50% de su capacidad.
La industria enfrenta una fuerte competencia con hilados importados a precios muy bajos, principalmente desde Asia, donde los productores operan con subsidios estatales, menores costos laborales y ventajas logísticas.
Esta presión, sumada al aumento del uso de fibras sintéticas como poliéster y elastano, debilita aún más la competitividad de la fibra natural colombiana.
"Eliminar el arancel sería un golpe directo a toda la cadena algodonera. No solo afectaría a los agricultores, sino también a las hilanderías y confecciones que dependen del algodón local. Se desmantelaría un sector estratégico para el empleo rural y la industria nacional", advirtió Pardo Villalba.
Conalgodón enfatizó que la decisión también pondría en riesgo la sostenibilidad de los fondos parafiscales del sector -el Fondo de Fomento Algodonero y el Fondo de Estabilización de Precios- que dependen de la producción interna para su financiamiento.
Sin esos recursos, advirtió el gremio, se vería afectada la capacidad de reinversión en tecnología, asistencia técnica y participación de los productores en la gobernanza gremial.
El escenario se agrava con la revaluación del peso frente al dólar, los subsidios otorgados a la fibra en países como China e India y las economías de escala de las grandes potencias textiles, que venden por debajo del costo de producción.
Ante esta situación, Conalgodón, junto con la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) y las hilanderías nacionales, anunció que continuará gestionando ante el Gobierno la suspensión del decreto, al que califican como lesivo para la producción agropecuaria, la industria textil y la soberanía productiva del país.
"El algodón no solo es un cultivo: es una cadena que conecta campo, industria y empleo formal. Defenderlo es defender el desarrollo rural y la competitividad nacional", concluyó Pardo.