El silencio que puede costar millones: crece el desorden en torno al puerto de Chancay
Mientras el megapuerto más ambicioso del Pacífico suramericano acelera su operación, su entorno urbano corre el riesgo de expandirse sin control ni planificación. La Municipalidad de Huaral aún no aprueba los planes urbanos presentados hace más de siete meses, y eso abre la puerta a especulación, precariedad y freno a futuras inversiones.
El crecimiento desordenado que rodea al megapuerto amenaza su impacto económico
La zona de influencia del puerto de Chancay, uno de los proyectos más estratégicos de infraestructura logística de América Latina, enfrenta un riesgo cada vez más evidente: crecer sin reglas claras. La expansión de barrios, vías, industrias y asentamientos alrededor del complejo portuario podría producirse de forma anárquica, debido a la inacción de las autoridades locales.
Desde diciembre de 2024, la Municipalidad Provincial de Huaral tiene en sus manos tres instrumentos de planificación territorial fundamentales: los Planes de Desarrollo Urbano (PDU) de Chancay y Aucallama, y el Plan de Acondicionamiento Territorial (PAT). Sin embargo, hasta ahora, ninguno fue oficializado, lo que genera un vacío normativo en el momento más crítico del desarrollo regional.
Las advertencias que nadie escucha
Desde el propio Gobierno nacional, el viceministro de Vivienda, David Ramos, ha advertido públicamente que sin estos documentos en vigencia, el territorio puede sufrir un crecimiento desordenado, con consecuencias como:
Ocupación informal de suelos
Especulación inmobiliaria sin freno
Presión sobre servicios básicos insuficientes
Freno a nuevas inversiones industriales y logísticas
Todo esto en un contexto donde se espera que el puerto de Chancay mueva hasta 1,5 millones de contenedores por año, con capacidad para recibir buques de 24 mil TEUs. La infraestructura fue diseñada para funcionar como un nodo clave entre Sudamérica y Asia, pero su éxito dependerá en gran parte del desarrollo equilibrado de su entorno inmediato.
Infraestructura paralizada por falta de decisiones
Uno de los puntos más urgentes es la definición del trazado para la Vía de Evitamiento Chancay-Chancayllo, vital para desviar el tránsito pesado y proteger áreas residenciales. Aunque el Ministerio de Vivienda propuso una alternativa técnica en diciembre, la municipalidad aún no la ratificó. El resultado: las obras no pueden comenzar, generando demoras que podrían convertirse en conflictos urbanos a corto plazo.
Además, los proyectos de vivienda, servicios públicos, corredores industriales y obras complementarias siguen congelados o avanzando a ciegas, sin respaldo normativo ni previsión de impacto social y ambiental.
Un territorio con brechas profundas
Los distritos de Chancay y Aucallama, que rodean al puerto, ya presentan déficits estructurales:
Solo el 29% de los hogares tiene acceso a agua potable segura.
Apenas el 40% cuenta con conexión al sistema de desagüe.
Menos del 39% de las calles están pavimentadas.
A este panorama se suma una creciente demanda de suelo para vivienda e industria, acompañada de alzas especulativas de precios, ausencia de servicios básicos y la aparición de loteos sin planificación.
¿Qué está en juego?
El puerto, operado por una empresa china en alianza con un grupo peruano, representa una inversión de miles de millones de dólares, y se proyecta que aporte hasta el 1,8% del PBI peruano. Pero ese potencial económico no será sostenible si el territorio se desborda sin orden.
Además, la creciente geopolítica en torno al proyecto -por su peso estratégico y por la participación de capital chino- impone aún más presión para que los gobiernos locales estén a la altura del desafío. No se trata solo de autorizar planos: se trata de diseñar el futuro de toda una región.