La peste porcina vuelve a encender las alarmas en República Dominicana
Productores temen un nuevo golpe al sector ante los brotes registrados. Autoridades refuerzan medidas sanitarias, pero los criadores piden apoyo económico y mayor control en las fronteras.
El sector porcino de República Dominicana vuelve a enfrentar una amenaza crítica con la reaparición de brotes de peste porcina africana (PPA). Aunque las autoridades aseguran que la enfermedad está bajo control, productores y asociaciones advierten sobre el riesgo de propagación y las consecuencias económicas si no se toman medidas urgentes.
La PPA, una enfermedad altamente contagiosa y sin cura, no afecta a humanos, pero sí provoca mortandad masiva en cerdos, generando graves pérdidas económicas. En 2021, el país ya vivió una crisis sanitaria que obligó a sacrificar más de 74.000 animales, con impacto directo en la oferta local, precios y empleo rural.
A raíz de los nuevos reportes, el Ministerio de Agricultura, a través de la Dirección General de Ganadería (DIGEGA), intensificó las acciones de vigilancia epidemiológica, control de movilización y campañas de concienciación para evitar la diseminación del virus. También se han implementado restricciones temporales en zonas afectadas y fumigaciones en puntos críticos.
Impacto productivo y reclamos del sector porcino
El temor de los productores es claro: otro brote fuera de control podría desmantelar aún más la cadena porcina nacional. Las granjas familiares, que representan una parte importante del abastecimiento interno, carecen de fondos para implementar medidas sanitarias exigentes o reponerse tras una pérdida masiva.
Organizaciones como la Asociación Nacional de Productores de Cerdos (ANPROCERDO) han solicitado al gobierno mayor respaldo financiero, subsidios sanitarios y control efectivo en las fronteras, especialmente con Haití, por donde podría entrar ganado infectado de manera irregular.
La dependencia de la producción nacional de carne de cerdo, que representa una fuente clave de proteína para millones de familias, hace que la sanidad porcina sea una cuestión de seguridad alimentaria. Según datos del propio Ministerio, la porcicultura genera cerca de 40.000 empleos directos y más de 100.000 indirectos en el país.
Además de los riesgos sanitarios, la percepción internacional también está en juego. La exportación de productos cárnicos dominicanos podría verse afectada si la enfermedad no se contiene, con consecuencias comerciales duraderas.
Desde el gobierno, se ha hecho un llamado a todos los actores del sector porcino a reforzar las medidas de bioseguridad en granjas, limitar visitas externas, denunciar síntomas sospechosos y cooperar con los equipos técnicos desplegados en el territorio.
La lucha contra la peste porcina africana requiere coordinación, vigilancia y apoyo integral. Para los productores, está en juego no solo la rentabilidad, sino la supervivencia misma de una actividad vital para la economía agropecuaria nacional.