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Retenciones cero y dólar en baja: por qué no subieron los precios de los alimentos básicos

La suspensión temporal de los derechos de exportación al agro parecía anticipar un aumento en pan, carne y aceites. Sin embargo, la baja del tipo de cambio y la caída del consumo hicieron que el efecto en góndola fuera casi nulo.

La decisión del Gobierno de llevar las retenciones a 0% para granos, generó un fuerte revuelo en el mercado. La medida, anunciada con bombos y platillos, buscaba acelerar el ingreso de divisas en un momento delicado para la macroeconomía. En el caso de los cereales, la ventana duró apenas tres días hasta que se completó el cupo establecido, mientras que para las carnes sigue vigente hasta el 31 de octubre, sin límite de monto a liquidar. La expectativa era clara: con un agro más competitivo para exportar, los precios internos iban a subir de inmediato. Sin embargo, la realidad fue distinta: el impacto sobre los alimentos básicos fue prácticamente nulo.

¿Por qué esta vez no se cumplió la lógica habitual? El factor central estuvo en el tipo de cambio. La baja del dólar oficial al momento de implementarse la medida neutralizó la presión alcista que suelen provocar estas decisiones. El apoyo financiero de Estados Unidos también funcionó como contrapeso. De esta manera, el efecto que podía esperarse en productos sensibles como el trigo y la harina terminó desdibujado.

El trigo es el mejor ejemplo de lo que ocurrió. Su precio internacional subió en dólares, pero al traducirse al nuevo tipo de cambio terminó siendo incluso menor en pesos que antes de la medida. El director ejecutivo de la Federación de la Industria Molinera (FAIM), Diego Cifarelli, explicó que se proyectaba un costo de entre $300.000 y $320.000 por tonelada tras la eliminación de retenciones, pero finalmente la cotización se mantuvo en torno a los $265.000. "El tipo de cambio atemperó el valor de pizarra", aseguró. Con eso, no hubo traslado al precio de la harina ni al del pan. Incluso, al mirar la película del último año, el trigo aumentó un 15% y la harina apenas un 10%, muy por debajo de la inflación.

Lo mismo ocurrió con el maíz y la soja. Según el analista Gustavo López, de Agritrend, los precios en pesos se mantuvieron estables o incluso bajaron. El maíz, por ejemplo, cayó de $274.500 a $248.000 la tonelada. En soja, el productor pasó de recibir USD 300 a USD 336 por tonelada, pero en términos de pesos la diferencia se evaporó. "No creo que tenga ningún impacto en el mercado interno", sostuvo López, destacando que el consumo doméstico de soja ronda las 4,5 millones de toneladas.

El otro elemento clave que explica la calma en los precios es la caída del consumo interno. Con el poder adquisitivo golpeado, los molinos y panaderías no trasladaron aumentos al mostrador. De hecho, el precio de la bolsa de harina para panaderías está "contenido", y los empresarios admiten que el mercado no convalidaría incrementos en este contexto.

En el caso de la carne vacuna, la situación es distinta. El beneficio de retenciones cero hasta fines de octubre abre una oportunidad para productores y frigoríficos, aunque con dificultades operativas. Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio Cárnico (Ciccra), advirtió que "la carne seguramente va a aumentar antes del incremento estacional de noviembre-diciembre por falta de oferta". Aun así, desde el Consorcio ABC señalaron que la industria frigorífica no tiene la misma capacidad financiera que las cerealeras para liquidar divisas en tres días, lo que limita el aprovechamiento del beneficio.

El sector avícola también reconoció que el esquema es complejo. Una fuente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA) explicó que, al tener que liquidar el 90% de la operación en 72 horas, el beneficio de retenciones cero es mínimo. En agosto, el sector exportó apenas USD 27 millones y hoy, con este marco, prefiere mantener mercados antes que arriesgar márgenes. Incluso, el precio del pollo entero registró una baja de 1,6% en agosto, según el Indec.

Para los economistas, el tema no está cerrado. Lorenzo Sigaut Gravina, de Equilibra, sostuvo que la baja del tipo de cambio neutralizó el efecto de las retenciones, pero advirtió que "la eliminación presiona un poco los precios internos". El interrogante es si esa presión se verá reflejada más adelante, cuando el dólar busque un nuevo punto de equilibrio y los sectores intenten recomponer márgenes. "Hay que ver dónde se estabiliza el tipo de cambio y si efectivamente aparece la presión de recomposición en trigo, maíz y carne, que son los que más pueden impactar en el consumidor final", subrayó.

En síntesis, la ventana de retenciones cero no cambió la foto de los precios de los alimentos básicos. La combinación de un dólar más bajo, el freno del consumo y la dificultad operativa para aprovechar la medida en algunos sectores terminó diluyendo el impacto que se esperaba en góndola. El alivio para el consumidor existe, pero es transitorio: el mercado sabe que se trata de una medida de corto plazo y que la tensión cambiaria sigue siendo la verdadera variable a seguir.

Agrolatam.com
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