La enfermedad del moko, una de las plagas bacterianas más agresivas del banano y el plátano, ha generado una creciente preocupación en las zonas productivas de Guayas, El Oro, Manabí y Esmeraldas, donde se han reportado focos activos con afectaciones significativas. La situación pone en riesgo la productividad del sector musáceo ecuatoriano, clave para el abastecimiento interno y las exportaciones.

Según datos actualizados de la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario (Agrocalidad), hasta la fecha se han identificado más de 250 focos activos de moko, afectando principalmente cultivos de plátano barraganete. La entidad confirmó la afectación en al menos 80 hectáreas, con pérdidas económicas que podrían incrementarse si no se actúa con rapidez.

Productores exigen un plan de contingencia

Desde la Federación Nacional de Bananeros del Ecuador (Fenabe), se solicitó la implementación urgente de un plan de emergencia fitosanitaria, que incluya capacitación técnica, erradicación focalizada, y compensaciones para productores afectados. Según dirigentes del gremio, la falta de recursos y personal técnico en territorio ha limitado las acciones preventivas y de control.

Una amenaza para la seguridad alimentaria y el mercado interno

El plátano barraganete no solo tiene un peso clave en el consumo interno, sino que sustenta economías familiares en zonas rurales, donde representa el principal sustento económico. La expansión del moko -una bacteria altamente contagiosa que se transmite por herramientas, agua o contacto entre plantas- puede comprometer tanto la seguridad alimentaria como la sustentabilidad del agro familiar.

Frente al avance del brote, Agrocalidad reforzó los protocolos de monitoreo, detección y eliminación de plantas infectadas. La entidad recuerda a los productores la necesidad de desinfectar herramientas, evitar el traslado de material vegetal sin certificación y notificar síntomas de forma inmediata.

Desafío regional: cooperación técnica para enfrentar la plaga

Organismos técnicos y asociaciones agrícolas han señalado que se requiere un enfoque coordinado entre Gobierno, academia, productores y organismos multilaterales para contener la plaga y evitar su expansión a otras zonas productivas. La experiencia internacional demuestra que solo con trazabilidad, tecnificación y vigilancia sanitaria, es posible mitigar este tipo de amenazas.