Campaña agrícola 2025/26: la siembra de maíz temprano toma impulso y el trigo mantiene el 97% en buena condición
El informe de la Bolsa de Cereales destaca el avance del maíz temprano y el buen estado del trigo, mientras girasol y cebada muestran implantaciones firmes.
El inicio de la campaña agrícola 2025/26 llega con un escenario que ilusiona a productores y analistas. La buena oferta hídrica en gran parte del área agrícola está marcando el ritmo de las labores, en contraste con campañas anteriores más condicionadas por la falta de lluvias.
Según el relevamiento al 17 de septiembre de la Bolsa de Cereales, el maíz temprano es el gran protagonista de esta primera etapa, mientras que trigo, girasol y cebada consolidan expectativas positivas gracias a las precipitaciones de las últimas semanas.
Maíz: la siembra temprana pisa fuerte
La siembra de maíz con destino a grano comercial registra un avance del 6,2 % sobre las 7,8 millones de hectáreas proyectadas a nivel nacional. El empuje se explica por la combinación de buenas reservas hídricas y la proximidad de un nuevo frente de tormenta que llevó a los productores a acelerar las labores para aprovechar las condiciones actuales de piso.
En Córdoba, los planteos tempranos podrían alcanzar el 25 % del área, frente al 15 % de la campaña pasada. En la zona núcleo, los productores anticipan que más del 80 % de la superficie se sembrará en fechas tempranas, marcando un cambio de tendencia respecto a ciclos previos.
El girasol también muestra un arranque dinámico. Con un avance del 25,6 % sobre 2,6 millones de hectáreas proyectadas, la oleaginosa refleja adelantos de 5,6 y 17,3 puntos porcentuales respecto al promedio de las últimas cinco campañas y al ciclo 2024/25, respectivamente.
Las labores se concentran en el centro-este del área agrícola, en regiones como el Núcleo Norte y el centro-este de Entre Ríos, mientras que en el centro-norte de Santa Fe se priorizó la siembra de maíz en detrimento del girasol.
En el norte del país, las implantaciones muestran un desarrollo favorable gracias a las lluvias recientes, con lotes que se establecen con buena uniformidad.
El trigo, que atraviesa etapas críticas en más de la mitad del área (54,6 % desde encañazón en adelante), mantiene un 97,1 % de la superficie en condición de cultivo normal a excelente. Además, el 88,6 % de los lotes presenta humedad adecuada u óptima, un dato clave para sostener las expectativas de rendimiento.
En el NEA, las lluvias recientes favorecieron el llenado de grano. Sin embargo, en el centro y sur agrícola la alta disponibilidad de agua obligó a intensificar el manejo sanitario: se multiplicaron las aplicaciones de fungicidas para controlar royas y mancha amarilla, mientras que en lotes puntuales con anegamiento se observan casos de clorosis y lavado de nutrientes.
Aun así, el panorama general es positivo y mantiene las expectativas de una buena cosecha, lo que resulta clave para el abastecimiento interno y la generación de saldos exportables.
En la cebada, el 91 % del área implantada cuenta con condición hídrica adecuada u óptima, mientras que el 88 % de los lotes se encuentra en estado normal a bueno.
A nivel fenológico, el 66 % de la superficie está en macollaje y el 32 % en encañazón, con mayor concentración en la región central. En los núcleos cebaderos del sur bonaerense, el 82,5 % de los lotes mantiene condición normal a buena.
Las lluvias también favorecieron la aplicación temprana de fungicidas, clave para proteger el cultivo en etapas iniciales y sostener el potencial de rinde.
Más allá de los buenos indicadores actuales, la campaña no está exenta de riesgos. La alta humedad, si bien favorece la implantación y el desarrollo, también incrementa la presión de enfermedades en cereales de invierno. Además, la volatilidad climática hacia la primavera y la evolución de los mercados internacionales serán determinantes para consolidar los resultados.
En términos productivos, la lectura de la Bolsa de Cereales es clara: la campaña 2025/26 arranca con ventaja respecto a años previos, y de sostenerse estas condiciones, podría generar un fuerte repunte en la producción agrícola argentina, con impacto directo en el comercio exterior y la generación de divisas.