Frutas más inteligentes: la poscosecha argentina se apoya en tecnología para reducir pérdidas y ganar competitividad
Con sensores e inteligencia artificial, la poscosecha busca reducir hasta un 40% las pérdidas y mejorar la calidad de frutas y hortalizas en la Argentina.
Las nuevas tecnologías aplicadas a la poscosecha prometen transformar el futuro de la frutihorticultura argentina. Con herramientas basadas en sensorización, inteligencia artificial y envasado inteligente, los especialistas aseguran que es posible reducir hasta un 40% las pérdidas de producción, una cifra que hoy representa millones de dólares para los productores.
Este será uno de los temas centrales del V Congreso Argentino de Biología y Tecnología Poscosecha, que se desarrollará del 21 al 24 de octubre en Cipolletti, Río Negro, bajo el lema "Hacia una poscosecha sostenible: integrando ciencia, tecnología y ambiente".
La poscosecha es una etapa clave del proceso productivo: no mejora la calidad del fruto, pero determina su conservación, vida útil y valor comercial. Optimizarla implica ajustar variables desde la cosecha en el momento óptimo hasta el almacenamiento y transporte, incorporando además sistemas digitales de monitoreo que anticipen cambios en la calidad o en las condiciones de almacenamiento.
"En un contexto donde la eficiencia y la calidad son exigencias ineludibles, anticipar el comportamiento de la fruta durante la conservación resulta clave para tomar decisiones más acertadas y eficientes", explicó Gabriela Calvo, especialista en poscosecha del INTA Alto Valle, una de las regiones frutícolas más importantes del país.
Desde el organismo destacan que la incorporación de tecnología y análisis predictivo permite mejorar la trazabilidad, reducir el desperdicio y garantizar la inocuidad alimentaria, factores determinantes para competir en mercados internacionales cada vez más exigentes.
La región del Alto Valle produce entre el 80 y el 90% de las peras y manzanas del país. Con esos volúmenes, Argentina ocupa el cuarto lugar mundial en pera y el duodécimo en manzana, además de ser el principal exportador de peras del hemisferio sur. Por eso, los especialistas coinciden en que las tecnologías de conservación son estratégicas para sostener la competitividad del sector.
"Nuestro objetivo es preservar la calidad de los frutos, prolongar su vida útil y reducir las pérdidas", puntualizó Calvo, quien además destacó los avances conjuntos entre el INTA, la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) y el CONICET, orientados a fortalecer la investigación y el desarrollo de soluciones aplicadas.
El Programa Regional de Madurez (PRM), que coordina el INTA desde 1993, es uno de los pilares técnicos de la fruticultura patagónica. "El PRM adecua las fechas de inicio de cosecha a cada temporada y se consolidó como una herramienta clave para la región", sostuvo Adrián Colodner, investigador del INTA Alto Valle.
El nuevo escenario climático también exige adaptaciones. Frutos más sensibles, nuevas enfermedades y menor disponibilidad de productos químicos para control poscosecha obligan a buscar alternativas sostenibles y efectivas, mientras se amplían los servicios a otros cultivos emergentes de la zona.
El V Congreso Argentino de Biología y Tecnología Poscosecha se propone como un espacio de encuentro entre ciencia, tecnología y producción, con conferencias plenarias, mesas redondas, presentaciones orales y sesiones de pósters. Participarán prestigiosos conferencistas internacionales, como Bárbara Blanco-Ulate, Carolina Torres y Brian Bailey (EE.UU.), Francisco J. Corpas y José Manuel Palma (España), Maximiliano Dini (Uruguay) y Víctor Escalona (Chile), junto con referentes argentinos como Gabriela Fogliata, Betina Ernst y Gustavo Martínez.
Los ejes temáticos incluirán fisiología y biotecnología poscosecha, eficiencia en el uso de insumos, potencial nutracéutico de los frutos, nuevos materiales de envasado y estrategias sostenibles. Además, habrá charlas sobre sustentabilidad ambiental y una gira técnica por establecimientos del Alto Valle, donde los asistentes podrán conocer experiencias concretas de innovación tecnológica aplicadas a la conservación de frutas.
En una región donde la fruticultura define la economía local, la adopción de tecnologías inteligentes no solo busca reducir pérdidas, sino también sostener el liderazgo argentino en calidad y exportación. Como resumen los especialistas del INTA, la ciencia aplicada al manejo poscosecha puede marcar el futuro del negocio frutícola argentino.