Tormenta de Santa Rosa y campos bajo el agua: el agro bonaerense enfrenta un combo crítico
La ciclogénesis anunciada para el 30 de agosto amenaza con agravar un escenario ya límite en la provincia de Buenos Aires, donde más de un millón de hectáreas permanecen inundadas.
La última semana de agosto sorprende en gran parte del país con cielos despejados, viento norte y temperaturas en ascenso, un clima más parecido a la primavera que al invierno. Sin embargo, este escenario estable tiene fecha de vencimiento: el 30 de agosto, día asociado a la tradicional tormenta de Santa Rosa, llegaría con una fuerte ciclogénesis que pondrá en jaque a la región pampeana.
Los modelos del Centro Europeo (ECMWF) anticipan la formación de un centro de baja presión que desencadenaría lluvias abundantes, ráfagas intensas y tormentas de variada magnitud en Buenos Aires, La Pampa, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. La coincidencia entre la estadística histórica y la proyección meteorológica resalta la particularidad de este año: el mito de Santa Rosa se vuelve pronóstico concreto.
Los acumulados previstos podrían ser significativos, y en una provincia de Buenos Aires ya saturada por las precipitaciones recientes, la alarma es doble: lo que en otras condiciones sería solo un temporal, hoy amenaza con desbordar una crisis hídrica que crece día a día.
Evolución de las superficies inundadas en los distritos más afectados
9 de Julio | 167.136 | 118.929 |
Bolívar | 141.105 | 100.123 |
25 de Mayo | 108.699 | 87.642 |
Carlos Casares | 115.840 | 100.057 |
Hipólito Yrigoyen | 31.825 | 26.500 |
Total | 564.605 | 433.251 |
El campo bonaerense bajo el agua: más de un millón de hectáreas afectadas
La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) declaró que la situación es "crítica". Según la entidad, más de un millón de hectáreas permanecen anegadas, con un incremento del 30% al 40% en apenas diez días. Distritos como Bolívar, Carlos Casares, 25 de Mayo, 9 de Julio, Pehuajó, Lincoln e Hipólito Yrigoyen son algunos de los más golpeados.
Carbap señaló que, si el río Salado y los caminos rurales hubieran contado con las obras y el mantenimiento adecuados, no se habría evitado la lluvia, pero sí reducido el impacto y acelerado el drenaje.
"El acceso a los campos es imposible: los caminos están destruidos y la maquinaria no puede ingresar", advirtió Carbap en un comunicado. La producción agrícola está comprometida: el 15% del maíz y la soja del país se generan en esta zona, y ya se descarta la siembra temprana de maíz. El impacto también alcanza a la vida cotidiana, con escuelas rurales aisladas, ambulancias que no pueden circular y familias enteras desconectadas de servicios básicos.
Reclamos del sector: financiamiento, alivio fiscal e infraestructura
Carbap exige asistencia inmediata del Estado con tres pilares:
Financiamiento accesible, con tasas razonables y específicas para emergencia agropecuaria.
Alivio fiscal, postergando o suspendiendo impuestos nacionales, provinciales y tasas municipales.
Maquinaria pesada (camiones, palas, retroexcavadoras) para recomponer caminos y limpiar canales.
La entidad también apuntó contra la falta de infraestructura estructural, en particular el atraso en el Plan Maestro del Río Salado y el escaso mantenimiento de los caminos rurales. "Las lluvias no podían evitarse, pero sí se podía morigerar el impacto si las obras hubieran estado terminadas", remarcaron.
Cuenca del río Salado, en la provincia de Buenos Aires,
Tormenta de Santa Rosa: mito, tradición y riesgo real
El 30 de agosto es sinónimo de temporal en el imaginario popular argentino. Y no es solo mito: estadísticas muestran que hay más de un 50% de probabilidad de tormentas significativas en la región central en torno a esa fecha. Este 2025, la naturaleza parece ajustarse al calendario.
Con un agosto que ya se ubica entre los más lluviosos de las últimas décadas, la llegada de una nueva ciclogénesis podría ser la gota que colme el vaso para el agro bonaerense. El riesgo no solo es productivo, sino también social y económico: las pérdidas afectan directamente al motor de la economía argentina.
Chacabuco
Una crisis que exige decisiones
La combinación de fenómenos climáticos extremos y falta de obras de infraestructura expone la vulnerabilidad estructural del campo argentino. La inminente tormenta de Santa Rosa se convierte así en un símbolo: no es solo un fenómeno meteorológico, sino el espejo de un problema mayor.
La respuesta estatal será clave. Como advirtió Carbap, "no hay tiempo para la burocracia". El campo bonaerense necesita certezas, asistencia inmediata y un plan de infraestructura de largo plazo que reduzca la exposición a cada nuevo temporal.
La tormenta que se aproxima podría ser una más en el calendario popular. Pero para miles de productores y familias rurales, puede significar la diferencia entre sostener su producción o perderlo todo.