América Latina

La UE propone escudos para su agricultura en la negociación con Mercosur

Bruselas plantea nuevos mecanismos para proteger a los agricultores europeos ante posibles importaciones de bajo costo desde América del Sur.

La Comisión Europea presentó una serie de propuestas detalladas destinadas a brindar protección adicional a los productores agrícolas del bloque, en un momento clave para avanzar con el acuerdo comercial entre la Unión Europea y Mercosur, integrado por Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
El objetivo es calmar las tensiones internas y obtener apoyo político para que el pacto pueda ser finalmente ratificado por los Estados miembros.

El acuerdo entre la UE y Mercosur prevé la eliminación progresiva de aranceles a casi todos los bienes comercializados entre ambas regiones durante un período de hasta 15 años. De concretarse, crearía una de las zonas de libre comercio más grandes del mundo, con 780 millones de personas y cerca de una cuarta parte del PIB global.

Sin embargo, la iniciativa ha generado preocupación entre los agricultores europeos, que temen verse desplazados por productos sudamericanos más competitivos. Ante ese panorama, las nuevas medidas presentadas por Bruselas incluyen mecanismos de "alarma rápida" para intervenir si se detectan distorsiones en los precios o perjuicio para sectores sensibles.

Salvaguardias para limitar el impacto de importaciones

Entre las herramientas propuestas, la Comisión plantea la posibilidad de abrir investigaciones automáticas cuando los precios de los productos importados desde Mercosur sean un 10 % inferiores a los del mercado europeo. Si se confirma un daño significativo para los productores locales, se podrían suspender temporalmente los beneficios arancelarios del acuerdo.

Asimismo, se prevén cláusulas especiales de protección para los sectores más sensibles, como la carne bovina, los huevos y el etanol, con el fin de evitar desequilibrios bruscos en los mercados europeos. Estas salvaguardias permitirían restablecer aranceles plenos de manera temporal en caso de una ola inesperada de importaciones o de una caída abrupta de precios.

De acuerdo con la Comisión, el paquete de medidas busca reforzar la seguridad económica del agro europeo sin frenar la apertura comercial. Las regulaciones se aplicarían de forma ágil y coordinada entre los Estados miembros, convirtiéndose en un marco legal permanente dentro del sistema normativo de la UE.

Además del aspecto arancelario, el acuerdo incluye compromisos en materia de normas sanitarias y fitosanitarias, requisitos técnicos al comercio, protección de indicaciones geográficas y reglas de origen, entre otros puntos. En conjunto, estos capítulos pretenden garantizar un comercio equilibrado y con estándares ambientales y laborales más altos.

Implicancias para América Latina y el sector agropecuario regional

Para los países del Mercosur, estas medidas reflejan que el acceso al mercado europeo no será totalmente libre de restricciones, y que las exportaciones agrícolas deberán cumplir exigentes condiciones de competencia y trazabilidad.
Los principales productos que podrían verse afectados son la carne bovina, el etanol, los granos y los subproductos agrícolas, que representan una parte sustancial del comercio entre ambos bloques.

El pacto contempla cuotas arancelarias limitadas para productos sensibles, lo que implica que solo ciertos volúmenes podrán ingresar con reducciones impositivas. En el caso de la carne bovina, por ejemplo, se prevé una cuota adicional a arancel reducido, pero con límites de tonelaje anuales.

Para el Mercosur, el desafío será mejorar su competitividad interna, modernizar la logística y fortalecer la certificación de origen y los estándares ambientales. En este sentido, los países sudamericanos buscan que el acuerdo no se convierta en un obstáculo, sino en una oportunidad para impulsar inversiones, diversificar mercados y agregar valor a sus exportaciones agroindustriales.

No obstante, las resistencias dentro de Europa siguen siendo fuertes. Diversos sindicatos agrícolas, partidos políticos y organizaciones ambientales sostienen que el acuerdo podría afectar el empleo rural y favorecer la importación de productos con menores exigencias ambientales. Por eso, la Comisión intenta equilibrar la apertura comercial con políticas de compensación y salvaguardia, como parte de su estrategia para lograr la aprobación del pacto.

Si logra ratificarse, el acuerdo UE-Mercosur abriría un mercado de dimensiones inéditas para ambas regiones, pero su futuro dependerá de cómo se resuelvan las tensiones entre apertura y protección agrícola, un dilema que sigue marcando el pulso de la política comercial europea.

Agrolatam.com
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