América Latina

Una amenaza que avanza sin freno: la "escoba de bruja" complica la producción frutal en América Latina

Un hongo con nombre inquietante -Moniliophthora perniciosa- está generando serios problemas en plantaciones de frutas tropicales. Su expansión inquieta a productores de Brasil, Perú, Ecuador y Colombia, que ya reportan fuertes pérdidas.

En los rincones más húmedos y cálidos de la Amazonía y otras regiones tropicales, una vieja conocida de los cacaoteros está cobrando nuevo protagonismo. Se trata de la temida "escoba de bruja", una enfermedad fúngica que afecta diversos cultivos frutales y que genera preocupación creciente en varios países latinoamericanos.

Provocada por el hongo Moniliophthora perniciosa, esta patología debe su nombre al aspecto que adquieren las ramas infectadas, que se deforman y multiplican en brotes finos y enmarañados, semejando una escoba. Aunque históricamente asociada al cacao, nuevos informes revelan que también está impactando cultivos como guayaba, cupuaçu, rambután, y otras frutas amazónicas y tropicales.

Los recientes brotes detectados en Brasil, Perú, Ecuador y Colombia encienden alertas entre productores y autoridades fitosanitarias, debido a su rápida propagación y a las pérdidas económicas que implica.

Una enfermedad con historia y evolución peligrosa

La escoba de bruja es conocida en la región desde principios del siglo XX, pero fue en la década del '80 cuando provocó una verdadera catástrofe en el sur de Bahía, Brasil, donde arrasó con más del 70 % de la producción cacaotera, dejando un fuerte impacto económico y social.

Hoy, el patógeno ha evolucionado y diversificado sus hospederos. La expansión de monocultivos frutales, el cambio climático y la falta de manejo integrado han contribuido a su reemergencia en nuevas zonas.

Las infecciones provocan pérdida de flores, deformación de frutos, retraso en el crecimiento, reducción del rendimiento y muerte regresiva de ramas, lo que compromete la salud general de las plantas y reduce drásticamente la producción comercial.

Un obstáculo para la diversificación frutícola

En la actualidad, varios países latinoamericanos apuestan a diversificar su matriz agrícola mediante el impulso de cultivos frutales no tradicionales, tanto para mercados locales como de exportación. Sin embargo, la aparición de escoba de bruja en estos cultivos amenaza con frenar esa estrategia de desarrollo rural.

Perú, por ejemplo, ha visto afectadas plantaciones de cupuaçu en la Amazonía, una fruta con alto valor nutricional y creciente demanda. En Ecuador, pequeños productores de rambután han reportado síntomas compatibles, mientras que en Colombia se estudian casos en guayabales y huertos de fruta amazónica nativa, como el arazá.

Las pérdidas no solo son económicas, sino también genéticas y culturales, ya que muchos de estos frutos forman parte del patrimonio alimentario de comunidades indígenas y campesinas.

Control difícil, prevención esencial

El control de la escoba de bruja es complejo y costoso, ya que el hongo tiene un ciclo de vida largo y puede sobrevivir como micelio latente en tejidos vegetales. No existen curas químicas definitivas y las medidas se basan en:

Poda sanitaria intensiva

Eliminación de brotes infectados

Mejoramiento genético con variedades resistentes

Manejo agroecológico y monitoreo constante

Investigadores de centros como Embrapa (Brasil), INIAF (Bolivia) y el INIAP (Ecuador) trabajan en identificar genotipos menos susceptibles y en promover buenas prácticas agrícolas para reducir la presión del hongo en el ambiente.

¿Qué se está haciendo en la región?

Países como Brasil ya han activado alertas sanitarias y reforzado sus protocolos de control fitosanitario en zonas sensibles. En Perú, el SENASA evalúa medidas para impedir la propagación entre parcelas comerciales, y en Colombia se prepara una campaña de capacitación para pequeños agricultores amazónicos.

Asimismo, se están desarrollando herramientas de detección temprana, como pruebas moleculares, y se promueve el uso de biocontroladores, como hongos antagonistas que compiten con el patógeno.

Pero el desafío sigue siendo grande: muchos pequeños productores carecen de recursos técnicos y económicos para implementar las estrategias necesarias, lo que exige mayor apoyo estatal y cooperación internacional.

Agrolatam.com
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