La garrapata se consolida como desafío estructural para la ganadería uruguaya
El nuevo plan oficial apunta a reforzar el control del parásito, pero productores advierten que la garrapata "llegó para quedarse" y que el combate exige financiamiento, infraestructura y trabajo conjunto en el norte del país.
El control de la garrapata continúa siendo uno de los principales desafíos de la ganadería en Uruguay, especialmente en los departamentos del norte. Así lo planteó el ingeniero agrónomo Jorge Riani, directivo de la Asociación Agropecuaria de Artigas, quien analizó el nuevo plan lanzado por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y advirtió sobre la necesidad de medidas adicionales para lograr resultados efectivos.
"El plan de la garrapata respeta lo que era la ley antigua. Si bien fue presentado con bombos y platillos, los productores deben saber que los fondos salen directamente de nuestro bolsillo, del Fondo de Enfermedades Prevalentes de la mosca de la bichera", explicó Riani.
Uno de los aspectos que el dirigente valoró fue la inclusión de los llamados agentes dinamizadores, técnicos que recorren las zonas en moto o en auto para identificar los principales focos del parásito. "En vez de multar, hay que ayudar a la gente a salir del problema. Eso es lo más llamativo del programa. No deben ser policías sanitarios, sino aliados para que los productores hagan las cosas como corresponde", señaló.
Para Riani, la clave está en aplicar planes estratégicos comunes por zonas, donde todos los establecimientos de un área trabajen al mismo tiempo. "No se termina nunca con la garrapata si no se encara en conjunto. Hay que definir una zona problema y actuar en todos los predios a la vez", insistió.
El control eficaz del parásito requiere de infraestructura mínima: baños de inmersión o de aspersión, buenos corrales y alambrados seguros. Sin embargo, muchos pequeños y medianos productores carecen de estos recursos.
"Todo eso cuesta mucho dinero y tal vez los productores chicos no puedan acceder. Por eso pedimos un crédito a diez años para poder cumplir. Sin financiamiento, es imposible avanzar", advirtió. Según Riani, la falta de infraestructura limita cualquier plan sanitario, por más bien diseñado que esté.
Una plaga instalada en la región
El directivo fue contundente: "La garrapata vino para quedarse". Por eso, destacó la importancia de aprender de la experiencia regional. "Hay que mirar lo que pasó en Argentina con la garrapata multirresistente, o en Brasil, de donde llegó el problema. Tenemos que capacitarnos y actuar en base a esas experiencias."
El uso intensivo de productos químicos generó resistencia en muchas poblaciones del parásito, lo que obliga a repensar las estrategias. La capacitación veterinaria es otro punto crítico: "Muchos profesionales se forman en el sur, donde la garrapata casi no existe. Necesitamos técnicos con experiencia práctica, incluso de países vecinos, que aporten soluciones concretas."
El impacto económico no es menor. Según Riani, los establecimientos más comprometidos enfrentan costos de entre 30 y 40 dólares por hectárea solo en control sanitario. A esto se suma la mortandad de animales, que provoca un fuerte golpe emocional en los productores.
"En la frontera del Cuareim los productores están desanimados. Entre la muerte de las vacas y el gasto en productos, muchos prefieren vender o arrendar los campos. Eso nos preocupa porque perder productores en esta zona es muy grave", advirtió.
Otro punto sensible es la restricción al movimiento de ganado con garrapata. "Con la nueva normativa no se podrá mover más animales con garrapata. Habrá que revisar esto, porque con la ley anterior se permitía llevar ganado al frigorífico sin riesgo de contagio. Lo importante es proteger la inocuidad de la carne, pero también dar soluciones prácticas al productor que necesita vender."
Riani propuso aplicar medidas diferenciadas según la situación epidemiológica de cada zona: "Hay regiones problema y otras que no lo son. Hay que priorizar las más afectadas, trabajar con agentes dinamizadores y aplicar planes conjuntos."
La garrapata no desaparecerá, pero puede manejarse de manera estratégica. Para los productores del norte, el desafío no es solo sanitario, sino también económico y social. La solución pasa por trabajo colectivo, financiamiento para infraestructura básica y capacitación técnica.
"La única manera de frenar lo que se nos viene es trabajar en conjunto. Tenemos que definir zonas problema, apoyarnos en agentes dinamizadores y diseñar planes comunes. Solo así podremos enfrentar una plaga que ya es parte de nuestra realidad", concluyó Riani.