Why Farm Goods Are Delaying a Major U.S.-India Trade Breakthrough
As the U.S. and India edge closer to a much-anticipated trade agreement, one issue remains a stubborn roadblock: agricultural commodities. Despite progress on digital services, tariffs, and industrial goods, deeply entrenched disputes over farm imports and exports have stalled the final stages of negotiation.
Las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y la India , dos de las mayores economías del mundo, se encuentran en un punto crítico debido a desacuerdos sobre el comercio agrícola . Las conversaciones, que habían avanzado en los frentes tecnológico e industrial, se han ralentizado debido a las disputas sobre el acceso a los mercados de productos agrícolas , en particular la carne de cerdo, los lácteos, las manzanas y las legumbres .
El núcleo del asunto es la desconfianza mutua y la sensibilidad política de la agricultura en ambos países. Estados Unidos presiona para reducir los aranceles y ampliar el acceso a la carne de cerdo, los productos lácteos y las manzanas estadounidenses , mientras que India ha exigido medidas proteccionistas para proteger a sus propios pequeños agricultores de la competencia extranjera.
Los puntos clave de fricción incluyen:
Aranceles y barreras no arancelarias: India sigue manteniendo aranceles elevados sobre diversos productos agrícolas estadounidenses, en particular la carne de cerdo y los lácteos. A cambio, Estados Unidos ha cuestionado el uso frecuente por parte de India de normas sanitarias y fitosanitarias (MSF), que, según Washington, se utilizan para bloquear las importaciones en lugar de proteger la salud.
Subvenciones y protección interna: India argumenta que su vasta población de pequeños agricultores depende de las subvenciones gubernamentales y la protección del mercado para sobrevivir. Abrir el mercado a las importaciones agrícolas estadounidenses podría desestabilizar los precios internos y generar inestabilidad política.
Barreras regulatorias: El complejo sistema de aprobaciones de cultivos genéticamente modificados, requisitos de etiquetado y normas de seguridad alimentaria de la India también ha generado inquietudes entre los exportadores estadounidenses, que consideran que estas políticas son opacas e impredecibles .
Acceso recíproco: mientras Estados Unidos quiere acceso para la carne de cerdo y los productos lácteos, India busca un mejor acceso al mercado estadounidense para los mangos, las granadas y los camarones , productos a menudo estancados en demoras de inspección de la FDA o cuotas de importación .
Implicaciones comerciales para la agricultura estadounidense:
A pesar de las fricciones, India representa un mercado de exportación crucial para la agricultura estadounidense. Su población supera los 1.400 millones de habitantes e incluye una clase media en ascenso con una creciente demanda de dietas ricas en proteínas y alimentos procesados, dos áreas donde los productores estadounidenses podrían dominar.
The American pork industry, for instance, has long eyed India as a potential growth market. But high tariffs-up to 30-50%-have kept most U.S. pork out of reach for Indian consumers. Similarly, U.S. dairy exporters are blocked by a combination of tariffs and India's insistence on religious and cultural labeling requirements, particularly those involving rennet and animal feed practices.
In the case of apples, Indian tariffs rose sharply after a 2019 U.S. decision to end India's Generalized System of Preferences (GSP) benefits. That retaliatory move cut deep into American apple exports, which had been rising steadily until then.
Domestic and political pressures:
Indian Prime Minister Narendra Modi faces domestic pressure from farm unions, who see any concessions to U.S. agricultural imports as a threat to millions of small-scale farmers. In a country where nearly 60% of the population depends on agriculture for their livelihood, even small shifts in import policy can spark massive political fallout.
Meanwhile, U.S. agriculture groups and congressional lawmakers have pushed the Biden administration to make agriculture a top priority in any bilateral deal. Industry associations, particularly in dairy and meat processing, argue that meaningful trade liberalization must include market access for U.S. food exports.
What's next for ag professionals:
Until both sides find a compromise, the U.S.-India trade pact will remain unfinished. For co-ops, commodity boards, and agribusiness exporters, this impasse is a reminder that agriculture remains one of the most politically charged sectors in global trade.
Professionals should monitor:
Shifts in tariff schedules
Changes to export requirements
New market access negotiations through the USDA and USTR
Potential retaliatory measures impacting commodities like soybeans, corn, and pulses
Ultimately, the outcome of these negotiations could shape the trajectory of U.S. agricultural exports to South Asia for the next decade. The key will be balancing geopolitical strategy with economic opportunity, ensuring that rural economies in the U.S. are not sidelined in the pursuit of broader trade objectives.