Clima 2025: una primavera con señales mixtas y un verano neutral para el agro argentino
El INTA anticipa una primavera con posibles efectos de la Niña y un verano neutral. La campaña gruesa arranca con suelos recargados, pero también con riesgos de excesos y variabilidad climática.
El fenómeno ENSO se encuentra en fase neutral desde el otoño, aunque los modelos señalan la chance de un breve pasaje a Niña durante la primavera. Esto genera incertidumbre en un momento clave para la siembra de la campaña gruesa 2025/26. La diferencia con otros años es que hoy el agro argentino cuenta con una elevada recarga hídrica en los suelos, lo que aporta una base sólida para el arranque.
"Esta situación no se veía desde la campaña 2015/16. Los perfiles de suelo están muy bien cargados y eso abre la posibilidad de avanzar con maíces tempranos y de ciclo largo sin limitaciones hídricas iniciales", explicó Pablo Mercuri, director del CIRN-INTA.
Sin embargo, no todas las zonas arrancan igual. En el centro y norte de Buenos Aires, especialmente en la cuenca del Salado, las lluvias intensas y concentradas dejaron anegamientos e inundaciones. Aunque septiembre trajo cierto alivio por el aumento de la evapotranspiración, los especialistas recomiendan un seguimiento constante para evitar pérdidas en áreas complicadas.
El Servicio Meteorológico Nacional proyecta para septiembre-noviembre una probabilidad del 40 % de lluvias normales en la Pampa Húmeda y el Litoral, aunque los técnicos remarcan que lo más importante será la distribución de esas precipitaciones y no sólo el volumen acumulado. En materia de temperaturas, se esperan valores normales a más cálidos, sobre todo en el centro y este del país, con baja chance de extremos térmicos.
Para el verano 2025, tanto el CIMA-CONICET/UBA como el Departamento de Ciencias de la Atmósfera de la UBA coinciden en que lo más probable es un retorno a la neutralidad climática, lo que se traduciría en lluvias normales o incluso levemente superiores en el centro y este del país. Según Natalia Gattinoni, del Instituto de Clima y Agua, "será clave ajustar las estrategias agronómicas en función de los pronósticos de corto plazo, porque la variabilidad espacial de las lluvias puede cambiar drásticamente el escenario".
En conclusión, el agro argentino inicia la campaña gruesa con un escenario hídrico inicial favorable, pero con desafíos puntuales en zonas con excesos. La ventaja acumulada en los suelos podría marcar la diferencia respecto de campañas anteriores, aunque el éxito dependerá de la flexibilidad en las decisiones y del seguimiento cercano de la evolución climática.