Frío Polar: el fenómeno que congela Argentina y desafía al agro
Un frente de aire antártico impacta de sur a norte, dejando nieve en zonas impensadas y activando la primera ola polar oficial del año. ¿Hasta cuándo durará este congelamiento y qué implicancias tiene para el campo argentino?
El invierno 2025 no da tregua. Desde este fin de semana, un frente de aire polar avanza implacable de sur a norte, dejando a su paso nevadas intensas, heladas severas y las temperaturas más bajas del año en vastas regiones del país. Esta irrupción antártica trae no solo postales blancas inesperadas, sino también efectos concretos sobre el sector agropecuario argentino, particularmente en lo que respecta a cultivos, logística y sanidad animal.
El fenómeno actual se explica por la presencia de un núcleo de aire gélido en altura, que activa un poderoso canal de vientos del sur. Esto ha generado una rápida expansión del frío polar, con nevadas destacadas en la Patagonia -desde Tierra del Fuego hasta Puerto Madryn- y sorprendentes precipitaciones níveas en ciudades como Mendoza capital, Córdoba y Sierra de la Ventana, donde estos eventos son poco frecuentes.
El domingo se mantuvieron las nevadas en Cuyo y la zona central, con mayor intensidad en Mendoza, San Juan, San Luis y Córdoba. El sur de Buenos Aires también registró precipitaciones níveas, favorecidas por la orografía serrana.
En la Patagonia, se instaló un sistema de alta presión con valores superiores a 1040 hPa, propiciando temperaturas extremas cercanas a -15 °C y heladas severas generalizadas.
En contraste, el norte argentino presenta un panorama más húmedo, con lluvias y tormentas sobre Misiones, mientras que el centro y oeste del país comenzaron a estabilizarse hacia el lunes, aunque con mínimas que anticipan el inicio formal de la primera ola de frío polar del año.
Impacto en el campo: entre la resiliencia y el riesgo
Para el agro, este escenario tiene múltiples aristas. Las heladas generalizadas pueden afectar a cultivos de invierno en etapas sensibles y demorar tareas de fertilización o siembra tardía. En la ganadería, el frío extremo compromete el bienestar animal, incrementando la necesidad de suplementación y resguardo. También se esperan retrasos logísticos por caminos congelados y aumento de costos operativos.
Según reportes del INTA, las bajas temperaturas podrían tener efectos dispares: si bien contribuyen al control natural de plagas y malezas, también aumentan el riesgo de daños fisiológicos en cultivos como trigo y cebada si se acentúan las heladas negras.
El martes 1º de julio podría marcar el día más frío del año, con temperaturas por debajo de 0 °C incluso en Buenos Aires. El cielo despejado y la estabilidad favorecerán heladas matinales extensas en la región pampeana y el norte argentino.
Hacia mitad de semana, se proyecta un ascenso térmico progresivo, comenzando por Cuyo y Patagonia norte, producto de un cambio de circulación de vientos al sector norte. Sin embargo, un nuevo deterioro de las condiciones climáticas podría darse hacia el domingo.
La llegada de esta ola polar refuerza la necesidad de contar con sistemas de alerta temprana, seguimiento agrometeorológico y políticas de mitigación climática. Productores, asesores técnicos e instituciones como el INTA y SENASA ya están activando protocolos para minimizar el impacto.
Frente a un invierno que se anticipa duro y variable, la resiliencia del productor argentino, apoyada en tecnificación y buenas prácticas agrícolas (BPA), vuelve a ser clave para sostener la rentabilidad y seguridad alimentaria en el país.