Heladas en el campo argentino: el frío sorprende tras el calor extremo y pone en riesgo cultivos sensibles
Tras un fin de semana con más de 40 °C en el norte del país, un brusco cambio de aire trae heladas tardías en zonas agrícolas del centro y sur. El frío podría afectar cultivos sensibles justo antes del regreso del calor.
El clima argentino volvió a mostrar su cara más extrema. En apenas 24 horas, el país pasó de ser un horno a amanecer con temperaturas bajo cero. El sábado, los termómetros superaron los 35 °C en Río Cuarto y Sunchales, mientras que en el norte el calor fue sofocante: Tartagal, Tinogasta, Catamarca y Santiago del Estero superaron los 39 °C, con el pico nacional en Rivadavia, Salta, donde se alcanzaron los 40,5 °C. Pero el domingo la historia cambió: una masa de aire frío y seco avanzó desde el sur, estabilizando la atmósfera y provocando un notorio descenso de temperatura en todo el territorio nacional. En la Patagonia, El Calafate registró casi -5 °C, mientras que Bariloche y Río Gallegos también amanecieron con valores bajo cero.
Las lluvias y tormentas del fin de semana fueron intensas. El AMBA concentró los mayores acumulados, con Ezeiza (60 mm), Merlo (55 mm) y San Fernando (49 mm) a la cabeza. En el interior, Marcos Juárez y Nueve de Julio sumaron casi 50 mm, y en Olavarría se registró una ráfaga de viento de 89 km/h, con daños en estructuras y cortes de luz. También hubo reportes de granizo y viento zonda en Mendoza, lo que terminó de cerrar un episodio de tiempo severo que afectó a más de una docena de provincias.
Ahora, el panorama es otro. El aire frío llegó para quedarse unos días y traerá madrugadas frías, heladas agronómicas y una atmósfera estable. Según el meteorólogo Mauricio Saldívar, esta semana comenzará con temperaturas mínimas por debajo de los 3 °C en varias regiones agrícolas, lo que implica riesgo para cultivos de invierno y hortalizas en crecimiento. El fenómeno afectará especialmente al sudoeste bonaerense, La Pampa, San Luis, Mendoza y el sur de Córdoba durante el lunes, extendiéndose hacia el este cordobés, norte de Buenos Aires y el centro-sur de Santa Fe el martes. Se trata de heladas tardías, que llegan en plena etapa de desarrollo de los cultivos y pueden causar pérdidas productivas si se prolongan o intensifican.
Las condiciones de alta presión y cielos despejados favorecerán la pérdida de calor nocturno, acentuando el enfriamiento. Para el lunes se esperan mínimas entre -3 y 6 °C en la Patagonia, -2 a 9 °C en el centro y 5 a 15 °C en el norte, con máximas de 9 a 23 °C según la región. El martes las temperaturas se recuperarán levemente, pero aún se prevén mañanas frías y riesgo de heladas débiles en gran parte del territorio. En el campo, las zonas más vulnerables son aquellas con cultivos sensibles al frío, como el trigo en floración o las hortalizas en desarrollo temprano. Las heladas agronómicas -aquellas en que la temperatura mínima desciende por debajo de los 3 °C- pueden provocar daños en tejidos verdes, reducir el rendimiento y alterar el ciclo vegetativo de las plantas.
Hacia el miércoles se espera un día de transición, con el regreso progresivo de temperaturas más templadas. En el norte del país las máximas podrían volver a superar los 30 °C, y en el centro se ubicarán entre 25 y 30 °C. La Patagonia también comenzará a registrar valores más altos, aunque con una nueva irrupción de aire frío prevista para el fin de semana. La segunda mitad de la semana estará dominada por la estabilidad atmosférica y el viento norte, que impulsará un ascenso térmico generalizado. El jueves, el norte argentino alcanzará máximas de 32 °C, y para el sábado se prevén hasta 38 °C en algunas zonas del NOA. En el centro del país, las mínimas se ubicarán entre 10 y 15 °C, y las máximas treparán a 30 °C o más en Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. La buena noticia es que, al menos por unos días, se romperá la racha de tres fines de semana consecutivos con lluvias y tormentas en la región pampeana.
El cambio abrupto de temperaturas, típico de la primavera argentina, vuelve a encender alertas en el sector agropecuario. Las oscilaciones térmicas marcadas pueden afectar tanto al rendimiento de los cultivos de invierno como al inicio de la siembra de granos gruesos, en especial en las zonas donde las heladas ocurren sobre suelos húmedos. Los técnicos recomiendan monitorear los lotes durante las madrugadas más frías y, en caso de heladas intensas, esperar algunos días antes de tomar decisiones de resiembra o fertilización, ya que el daño visible puede tardar en manifestarse.
El frío tardío también afecta al sector frutihortícola, particularmente en Mendoza, Río Negro y el sur bonaerense, donde la floración temprana de frutales podría sufrir daños. En estos casos, las heladas radiativas, típicas de noches despejadas y sin viento, representan una amenaza significativa. Muchos productores recurren a sistemas de riego o calefacción puntual para proteger las plantas más vulnerables.
En síntesis, el país atraviesa una semana de contrastes: después de un calor extremo que rozó los 40 °C, llegó un frío intenso que sorprendió al campo. El fenómeno, aunque breve, podría dejar consecuencias agronómicas en regiones productivas clave. Hacia el fin de semana, el regreso del calor devolverá la estabilidad, pero el episodio confirma una vez más la alta variabilidad climática que caracteriza a la Argentina, un factor con el que el agro deberá seguir conviviendo.