Lluvias que alivian y preocupan: el frente frío que divide al campo argentino
El temporal trajo el agua que el agro esperaba, pero también amenaza con heladas que podrían dañar al trigo en plena etapa crítica.
El fin de semana llega con tormentas fuertes y un frente frío que marca un antes y un después en el clima agrícola argentino. Mientras el Servicio Meteorológico Nacional mantiene alerta naranja en el norte del país por lluvias intensas, ráfagas y posible caída de granizo, en el corazón productivo las precipitaciones inyectan alivio y optimismo en una campaña que necesitaba con urgencia recomponer humedad.
Desde el centro y norte de Buenos Aires hasta el sur de Santa Fe y el centro de Córdoba, los acumulados superaron los 100 milímetros, un registro clave para el trigo en plena espigazón y para la siembra de soja, que ya empieza a acelerarse. "Las lluvias fueron muy buenas y bastante generalizadas, con acumulados de entre 60 y 100 mm, bien repartidos", explicó Florencia Poeta, de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Probabilidad de lluvias para la mañana del próximo sábado, según proyecciones elaboradas con nuestro modelo de referencia ECMWF.
Según los reportes de la entidad, se midieron 110 mm en Guatimozín, 100 en Pergamino y 68 en General Pinto, valores que aseguran un perfil hídrico óptimo para avanzar con la implantación de la oleaginosa y sostener el crecimiento del maíz temprano. "Llegaron justo a tiempo. Donde no hubo granizo, el agua cayó bárbaro", señaló Poeta, aunque advirtió: "El riesgo ahora es el frío; si las heladas se dan con intensidad, podrían afectar el rendimiento del trigo justo en su etapa más sensible".
El sistema frontal, que avanza de sur a norte, también complica otras zonas. En el norte de Santa Fe, el este del Chaco, Santiago del Estero y Corrientes, el SMN prevé tormentas fuertes, ráfagas que pueden superar los 100 km/h y ocasional caída de granizo. En tanto, Misiones y Formosa tendrán lluvias más aisladas, pero dentro de un ambiente general muy inestable que se mantendrá durante todo el fin de semana.
El meteorólogo Leonardo De Benedictis detalló que "lo más destacado es la cantidad de agua caída, con registros superiores a los 100 milímetros en zonas donde ya había excesos". En contraste, La Pampa recibió valores mucho menores, lo que mantiene el déficit en áreas que siguen esperando la reactivación de las lluvias. "El frente seguirá avanzando hacia el norte y entre la noche del viernes y el sábado se esperan tormentas más fuertes en el NEA y el NOA. Luego ingresará una masa de aire frío que podría dejar heladas en el sur bonaerense y centro-sur pampeano", advirtió el especialista.
Ese ingreso de aire frío genera preocupación entre productores y técnicos. Desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Cecilia Conde señaló que las precipitaciones "aportaron una mejora general del perfil hídrico", pero que en algunos sectores bajos del centro y oeste bonaerense podrían ralentizar la siembra y dificultar el ingreso de maquinaria al campo. En el caso del girasol, las nuevas lluvias podrían volver a retrasar la implantación en el sudeste de Buenos Aires y la cuenca del Salado, aunque el aporte de humedad será "muy favorable" para los lotes ya implantados.
El balance general del evento es mixto. Por un lado, las lluvias llegaron en el momento justo, recargando los suelos y permitiendo avanzar con la campaña gruesa. Por otro, el riesgo de heladas amenaza con alterar los planes en las próximas jornadas. "Las temperaturas podrían bajar a entre 0 y 5 grados, y si se dan heladas fuertes podrían complicar al trigo y al maíz en zonas sensibles", advirtió Poeta.
Sin embargo, la humedad del suelo podría actuar como amortiguador térmico, moderando el impacto del frío. "El escenario hay que seguirlo de cerca, pero por ahora el balance es más positivo que negativo", concluyó De Benedictis.
De cara a la próxima semana, el domingo marcará una mejora progresiva desde el sur, con cielos más despejados y descenso de temperaturas, mientras el norte seguirá con lluvias aisladas hasta el lunes.
El campo, una vez más, queda en el medio del vaivén climático: entre la esperanza que traen las lluvias y la incertidumbre que despierta el frío.

