Acindar paraliza el 80% de su producción: impacto y señales de alerta en la industria siderúrgica
La planta de Acindar en Villa Constitución suspendió el 80% de su producción hasta el 4 de agosto, afectando a 600 trabajadores. La crisis en la siderurgia se agrava por la caída de la obra pública y el ingreso de acero importado.
La crisis en la industria siderúrgica argentina se profundiza con un nuevo golpe: Acindar suspendió la producción de acero en su planta de Villa Constitución hasta el 4 de agosto, afectando directamente a casi 600 trabajadores. La medida, que implica una reducción salarial al 75%, representa el segundo cierre parcial en lo que va del año y refleja un panorama cada vez más complejo para el sector metalúrgico nacional.
El parate alcanza al 80% de las operaciones de la fábrica santafesina, incluyendo áreas clave como la acería, el tren laminador 1 y la unidad de Reducción Directa (Redi). La decisión obedece a una conjunción de factores: caída de la demanda interna, ingreso de acero importado -principalmente desde China-, y la paralización de la obra pública.
Acindar, propiedad del gigante internacional ArcelorMittal, no está sola en esta situación. Otras plantas en Rosario, San Nicolás, La Tablada y Villa Mercedes podrían seguir el mismo camino, según fuentes sindicales. La preocupación no es aislada: el consumo interno de acero cayó de forma sostenida desde 2024, afectado por la recesión, la inflación, la falta de financiamiento productivo y la política de apertura importadora.
A modo comparativo, Acindar llegó a producir 1,2 millones de toneladas anuales en sus mejores años, mientras que hoy apenas supera las 580.000 toneladas, según datos difundidos por la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). Las cifras son contundentes y revelan el grado de contracción de una actividad históricamente ligada al desarrollo industrial argentino.
El acero subió 16,5% en julio mensual.
El diagnóstico es compartido por empresa y gremios: la crisis responde a una combinación de factores estructurales y coyunturales. Entre los más relevantes:
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Desplome de la obra pública, consecuencia del ajuste fiscal.
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Competencia desleal del acero chino, que ingresa con precios subsidiados.
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Carga impositiva elevada y dificultades persistentes en el acceso a insumos.
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Falta de políticas industriales activas, con un modelo económico que privilegia la exportación primaria por sobre la industria manufacturera.
Silvio Acosta, referente de la comisión interna de la UOM en Villa Constitución, fue contundente: "Te dicen que compitas con China y eso es imposible si no protegés a la industria argentina". A su vez, Pablo González, secretario general local del gremio, advirtió que "con un solo horno les sobran entre 15.000 y 20.000 toneladas por mes", reflejando el bajo nivel de ventas.
Acindar no es la única en crisis. AcerBrag, controlada por el grupo brasileño Votorantim, también aplicó suspensiones similares en su planta de Bragado. En el mismo sentido, Ferroglobe Argentina SRL, especializada en ferroaleaciones, apagó temporalmente sus hornos en Luján de Cuyo por exceso de inventario.
El patrón se repite: multinacionales que operan en el país reducen producción por falta de demanda y exceso de stock, en un contexto donde los costos fijos siguen siendo elevados y las expectativas de reactivación son escasas.
Cocina de acero
La industria siderúrgica representa una parte vital de la cadena de valor industrial y la infraestructura nacional. Su debacle no solo compromete empleos directos, sino también sectores vinculados como la construcción, maquinaria agrícola, automotriz y energía.
Desde la UOM reclaman medidas urgentes de protección: licencias no automáticas para importaciones, financiamiento blando para producción y un plan industrial integral. Al mismo tiempo, advierten que el enfoque extractivista y agroexportador del Gobierno nacional deja a miles de trabajadores industriales al borde del abismo.
El desafío es enorme: reconstruir la competitividad de la industria argentina en un contexto global hostil y con políticas internas desfavorables.