Maquinaria agrícola en retroceso: la industria cortó ocho meses de recuperación y encendió las alarmas
Por primera vez en 2025, la producción de maquinaria agrícola cayó un 7,1% interanual en julio. La baja se suma a la fuerte retracción en ventas y genera incertidumbre en un sector clave para la agroindustria.
El INDEC difundió su último Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPIM) y confirmó un dato que preocupa a la agroindustria: la fabricación de maquinaria agropecuaria cayó 7,1% en julio, interrumpiendo una racha positiva de ocho meses consecutivos de crecimiento.
El retroceso impacta de lleno en un sector que había mostrado señales de reactivación tras la Expoagro y que se había apoyado en las bajas tasas de financiamiento durante el primer semestre. El acumulado enero-julio todavía muestra un crecimiento del 24,8%, pero la tendencia se revirtió desde junio y los patentamientos de agosto marcaron un desplome del 45%.
El buen ritmo que había mostrado el mercado, con una mayor demanda de sembradoras, tractores, cosechadoras y pulverizadoras, comenzó a diluirse en los últimos dos meses. La suba de tasas de interés y la incertidumbre macroeconómica afectaron la financiación, principal motor de las ventas.
En la reciente Agrievolution Summit 2025, el presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (CAFMA), Enrique Bertini, advirtió que el mercado "se planchó" y que las empresas ya sienten "serios problemas" que las obligan a ajustar producción y recortar horas extras.
Desde la Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores y otros Equipamientos (AFAT), su director ejecutivo, reconoció que el sector está revisando sus proyecciones. "Proyectábamos un año similar a 2023, pero el escenario cambió con la suba de tasas", explicó.
La industria cortó ocho meses de recuperación y encendió las alarmas
Aunque aún mantienen cierto optimismo y esperan cerrar 2025 en mejores niveles que el año pasado, los empresarios coinciden en que la segunda mitad del año será desafiante.
La maquinaria agrícola es uno de los motores de la agroindustria argentina, un engranaje clave para sostener la competitividad del campo en un escenario de precios internacionales fluctuantes y alta presión impositiva local.
La caída en la producción y ventas no solo refleja un problema coyuntural de financiamiento, sino que también enciende alarmas sobre la capacidad de inversión de los productores y las dificultades estructurales de la industria nacional frente a la competencia externa.