Campo argentino: entre tasas altas, dólar tenso y las chances de la nueva campaña
El campo entra en la recta electoral entre tasas altas, dólar inestable y promesas de cosecha récord. ¿Riesgo o oportunidad?
En plena previa electoral, la economía se sacude y el agro queda en el centro de la escena. Con tasas por las nubes, un dólar contenido a fuerza de intervención y una campaña agrícola que promete volúmenes históricos, los productores se preguntan si es tiempo de cubrirse o de apostar. Entre la política y el mercado, el campo argentino busca oportunidades en medio de la incertidumbre.
La campaña electoral suele traer consigo un clima de nerviosismo. Esta vez no es la excepción: el peso oscila bajo la presión de las tasas y la incertidumbre política, mientras el Tesoro salió a intervenir para sostener el dólar bajo la barrera de los $1.400. El resultado inmediato es un respiro cambiario, pero también tasas de interés altísimas que tensionan la planificación del sector.
Sin embargo, el agro muestra señales alarmantes. En julio las liquidaciones crecieron más de un 50 % respecto del año pasado, lo que refleja que los productores aprovecharon la ventana de estabilidad para vender. A eso se suma un pronóstico muy positivo para la campaña 2025/26: las lluvias de agosto dejaron un escenario ideal para el trigo -con un piso estimado de 20 millones de toneladas- y para la siembra de maíz y soja. Incluso, se espera que el área de maíz aumente entre un 15 % y un 20 % respecto de la campaña anterior.
La reducción de las retenciones anunciada en julio trajo aire fresco: la soja pasó del 33 % al 26 %, el maíz y el sorgo del 12 % al 9,5 %, y el girasol también tuvo una baja. El gesto fue bien recibido por las entidades del agro, aunque persisten dudas sobre la sostenibilidad fiscal de la medida y sobre cómo jugarán las reglas del juego después de las elecciones.
En paralelo, China incrementó de manera significativa sus compras de soja a la Argentina, con compromisos que ya superan los 2 millones de toneladas para entrega en el ciclo 2025/26. Esa demanda externa se convierte en un factor clave: permite al país diversificar ingresos y, de paso, aprovechar la tensión comercial entre Pekín y Washington.
En este escenario de volatilidad política y financiera, los productores buscan herramientas para protegerse y, si se puede, ganar un margen extra.
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Cobertura de insumos : vender parte de la cosecha pasada y destinar esos pesos a instrumentos como Boncap o Lecap, que rinden más del 50 % anual, permite asegurar la compra de insumos dolarizados a futuro.
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Rotación hacia el maíz : con perspectivas de crecimiento de área y demanda sostenida, apostar al maíz puede ser una forma de diversificar riesgos frente a la volatilidad de la soja.
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Liquidar anticipadamente : adelantar ventas en momentos de calma cambiaria puede blindar márgenes frente a posibles cambios en la política de retenciones o en el dólar oficial.
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Aprovechar mercados externos : la demanda china abre un camino inmediato para colocar granos con precios competitivos, en un contexto donde la competencia regional -Brasil y Uruguay sobre todo- no da tregua.
El agro argentino navega por una paradoja: por un lado, la política interna mantiene la incertidumbre sobre las reglas de juego; por el otro, la naturaleza y los mercados internacionales ofrecen un escenario favorable de producción y demanda. La pregunta de fondo es cómo capitalizar esta oportunidad sin quedar atrapados en la turbulencia local.
El campo ya demostró, una vez más, su capacidad de resiliencia. La próxima campaña puede ser récord, las divisas pueden sostenerse al país y los productores tienen herramientas para cubrirse. Pero el margen de maniobra dependerá tanto de las decisiones en los lotes como de las que se tomen en la Casa Rosada después de las elecciones.
En este ajedrez complejo, la clave es no perder de vista que cada crisis abre una puerta. El desafío es animarse a cruzarla a tiempo.