"Nuestros trabajos se enfocaron en analizar posibilidades y modelos de aplicación de la agricultura circular, apuntando a ciertas condiciones de base: sistemas que incluyan a la Naturaleza, mínimo uso de fertilizantes minerales fósiles y de pesticidas y optimizar el uso de la tierra para la producción de alimentos. "El desafío número que encontramos en nuestra agricultura es la escasa integración de actividades, en especial agrícolas y ganaderas. Uno de los principios de la agricultura circular es devolver o cerrar los flujos en los sistemas, y para esto los animales son fundamentales", explicó.
El segundo desafío fue asegurar sistemas seguros e inocuos. Se evaluaron distintos modelos circulares, siempre bajo la premisa de valerse de los conocimientos y tecnologías disponibles, como drones, TICs y robótica. Uno de los modelos explorados fue la agricultura en franjas bajo dos enfoques: cultivo en franjas tradicional y cultivo en franjas con inclusión de la naturaleza. "Comparados con el monocultivo, los planteos en franja producen más por unidad de superficie, además de favorecer la instalación de especies como pájaros e insectos". Como contraparte, los cultivos en franja pueden ser más costoso y requieren mas conocimiento para el manejo agronómico Otro de los modelos fue el de horticultura circular, repensándola como actividad: eficiente, limpia y conectada. Para eso se trabajó con análisis sistemático de flujos, identificación de cuellos de botella y, en especial, estrategias de conexión con otros sistemas de producción. "El proyecto incluyó el desarrollo de alianzas con criaderos de cerdos locales para aprovechar efluentes". Otro punto clave fue la mejora tecnológica de los invernaderos bajo los mismos principios de eficiencia, limpieza y conectividad: "se buscaron opciones que usen menos energía fósil, que cierren de ciclos de uso de agua y nutrientes y que maximicen el control bilógico". Por último, habló de un modelo de integración agrícola-ganadera.
El mismo se desarrolló priorizando el bienestar animal, la mejoras en la logística para optimizar el aprovisionamiento de forraje, el forraje de alta calidad y el repensado del manejo de nutrientes vía estiércol. "El sólo rediseño de los galpones de pollos permitió bajar la incidencia enfermedades". Otras estrategias incluyen la alimentación de los animales con residuos de panaderías y el contrato directo con retailers para mejorar la rentabilidad. "En cuanto al estiércol, el desafío está en manejar los metales pesados, patógenos y antibióticos que suele contener, además de cuestiones como los olores". Se implementó un sistema innovador que permite dividirlo en fracciones sólida y líquida. La primera se aprovecha como fertilizante y la segunda se somete a un filtrado para obtener agua limpia. "Esto además abarata el transporte porque se reduce el volumen", concluyó.
