La cosecha de yerba mate cayó más de un 30% en el primer trimestre de 2025 y los productores de Misiones y Corrientes decidieron no cosechar ante la falta total de rentabilidad. En las rutas ya no circulan camiones cargados y las chacras están paralizadas. "Esto se veía venir, la gente ya no puede seguir perdiendo", advierte Cristian Klingbeil, referente del sector.
La situación es grave: precios de entre $230 y $250 por kilo, pagos en cuotas de hasta un año y costos que no se cubren. La respuesta fue lógica: no cosechar para evitar perder aún más dinero.
Mientras los precios no cubren ni los costos mínimos, muchos compradores ofrecen pagar a 12 cuotas. "No hay cómo financiarse", denuncia Klingbeil. Este escenario paralizó incluso las negociaciones paritarias con los tareferos. Sin ingresos y con inflación creciente, nadie puede pagar aumentos en un contexto de crisis total.
La caída productiva arrastra a todo el entramado social y económico: ferreterías, talleres, almacenes, transportistas y servicios rurales quedaron paralizados. "Cuando el productor no trabaja, el pueblo se apaga", explica Klingbeil. A esto se suma la pérdida de ingresos diarios de los trabajadores rurales, que dependen de la zafra para sobrevivir.
El Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) lleva más de un año sin conducción. No fija precios, no regula ni otorga financiamiento. La falta de autoridad política dejó el tablero en manos de los grandes secaderos y molinos, que imponen condiciones sin control, profundizando la crisis de los pequeños y medianos productores.
Como si fuera poco, las exportaciones de yerba mate cayeron entre un 15% y 16% en lo que va del año. "Con esta inflación, exportar es inviable. Perdemos mercados que no vamos a recuperar fácilmente", advierten desde el sector. Al no poder vender afuera, las industrias presionan aún más los precios hacia abajo en el mercado interno.
Los productores piden tres medidas urgentes:
Fijación de precios justos y oficiales.
Líneas de crédito a tasas subsidiadas.
Reactivación plena del INYM.
Sin estas herramientas, la yerba mate argentina está al borde de un colapso total, con consecuencias graves para miles de familias y comunidades del noreste argentino.
La crisis no vino del clima. La yerba mate está atrapada por un modelo económico que excluye a los que producen y beneficia a los que concentran. Sin políticas activas, sin precios de referencia y con una institucionalidad vacía, el sector se asfixia en silencio.
¿Hasta cuándo puede resistir uno de los productos más emblemáticos de la Argentina sin respuestas concretas?