En plena campaña 2025/26, la actividad agrícola argentina ofrece un mapa mixto de avances, desafíos y ajustes productivos. La soja de segunda sorprende con rendimientos superiores a los previstos, mientras que el maíz avanza lento pero firme. La siembra de trigo y cebada toma ritmo, aunque con contrastes entre el norte y el sur del país.
En el caso de la soja, ya se cosechó el 93,2% del área apta, con un rendimiento promedio nacional de 30,1 quintales por hectárea. La soja de primera está prácticamente finalizada, mientras que la de segunda sigue en marcha, especialmente en zonas como Carlos Casares y Saladillo. Gracias a buenas lluvias en el período crítico, los rindes superaron las expectativas, lo que permitió elevar la proyección de producción a 50,3 millones de toneladas.
El trigo, en tanto, avanza con dificultades en el centro y norte bonaerense, donde la alta humedad y las bajas temperaturas frenan la actividad de siembra. Pese a eso, el sur agrícola muestra un buen ritmo de implantación. A nivel nacional, ya se sembró el 38,5% de las 6,7 millones de hectáreas proyectadas.
En cebada, la campaña arranca con el pie derecho. La siembra ya cubre casi el 25% de las 1,3 millones de hectáreas previstas, con una ventaja de casi 10 puntos respecto al año pasado. En regiones como Tres Arroyos y el sudoeste de Buenos Aires, las condiciones son óptimas y la emergencia de los cultivos es buena.
Por el lado del maíz, la cosecha alcanzó el 46,7% del área total. Aunque se confirman rindes bajos en el NEA (45 qq/Ha), Córdoba y el centro-oeste muestran mejores números, con promedios cercanos a los 82 quintales. La proyección nacional se mantiene en 49 millones de toneladas.
La campaña sigue adelante con sus claroscuros, pero con señales alentadoras en soja y cebada, dos motores clave para el ingreso de divisas. El clima será determinante en lo que viene.