El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), pilar histórico de la investigación y el desarrollo agropecuario argentino, se encuentra en el centro de una reestructuración que ha generado tensiones internas y críticas externas. En la reunión del Consejo Directivo celebrada este viernes, se aprobaron medidas que buscan modernizar el organismo, pero que han sido cuestionadas por diversos sectores.
Entre las decisiones adoptadas se destacan la venta de inmuebles estratégicos, ajustes en la dotación de personal y la reorientación de sus objetivos hacia un modelo más eficiente, aunque estas acciones han reavivado viejas disputas sobre el manejo y el futuro del instituto.
Venta de inmuebles y reubicación de recursos
El Consejo Directivo autorizó la subasta del edificio ubicado en la calle Cerviño, Palermo, con un precio base de 6,37 millones de dólares. Según el plan, los recursos obtenidos serán destinados a proyectos de investigación. Paralelamente, se aprobó la cesión de 40 hectáreas en Cerrillos, Salta, al gobierno provincial para la construcción de viviendas, bajo la condición de que parte de su valor retorne al INTA.
Estas medidas, no obstante, han sido objeto de críticas. Representantes de sectores internos y externos han señalado que estas decisiones podrían implicar un desmantelamiento de infraestructura estratégica, afectando la capacidad operativa del organismo. "Es preocupante que se prioricen estas acciones sin una planificación clara sobre el impacto en la investigación agropecuaria", señalaron voces opositoras.
Reestructuración de personal: retiros voluntarios y jubilaciones
En el marco del plan de modernización, se avanzó en una segunda etapa de retiros voluntarios, que alcanzará a un total de 298 empleados. Además, se otorgó un plazo de 75 días para evaluar la situación de 227 trabajadores incorporados en 2023. También se intimará a los empleados en condiciones de jubilarse a completar sus trámites en un plazo de 30 días, conforme a la Ley N° 24.241.
Actualmente, el INTA cuenta con una dotación de 6.852 empleados, un número que más que duplicó la plantilla de 2007, cuando el organismo contaba con 3.400 trabajadores. Este crecimiento ha sido criticado por sectores que consideran que responde más a decisiones políticas que a necesidades operativas.
Opinión del Consejo Directivo
El Consejo Directivo, como órgano máximo de decisión del INTA, respaldó las medidas adoptadas, pero estableció condiciones y plazos para garantizar que estas decisiones se alineen con los objetivos estratégicos del organismo. Entre los puntos destacados se encuentran:
Adecuación de personal:
Definir en un plazo de 75 días la dotación de personal óptima para acompañar el modelo de modernización.Intimar a los empleados en condiciones de jubilarse a iniciar los trámites en un plazo de 30 días.
Equipo consultor para la modernización:
Crear un equipo técnico que, en 180 días, desarrolle una estrategia integral para reestructurar el organismo. Este grupo estará integrado por expertos como Gonzalo Abaurrea, Matías Nardello, Inés Liendo y Luis Negruchi.
Venta de inmuebles:
Aprobación de la venta de los edificios en Cerviño y Cerrillos bajo condiciones específicas, asegurando que los fondos obtenidos sean reinvertidos en proyectos prioritarios y reparaciones.
El Consejo también dejó constancia de que no se han recibido solicitudes ni aprobado la venta de otros inmuebles en el país, buscando calmar los temores sobre un eventual desmantelamiento patrimonial.
Postura de Confederaciones Rurales Argentinas
Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), representada en el Consejo Directivo, manifestó su preocupación por las medidas adoptadas. Según su presidente, Carlos Castagnani, "el INTA debe fortalecerse sin perder su esencia como un organismo indispensable para el desarrollo del agro". CRA subrayó la necesidad de consensuar las decisiones con las entidades rurales para garantizar que la modernización no sea percibida como un simple ajuste económico.
Otras voces críticas: Federación Agraria Argentina
La Federación Agraria Argentina (FAA), también miembro del Consejo, votó en contra de las resoluciones. Su postura es clara: "El INTA no debe convertirse en una herramienta de recortes, sino en un motor para el desarrollo de pequeños y medianos productores, quienes son los más afectados por estas decisiones", expresó un vocero.
Historia y tensiones políticas en el INTA
Fundado en 1956, el INTA ha sido un pilar del desarrollo agropecuario en Argentina. Durante los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), el organismo amplió su enfoque hacia la agricultura familiar y comunidades originarias, decisiones que generaron tanto elogios como críticas por desviar recursos de la investigación productiva.
Asimismo, el organismo ha sido objeto de denuncias por manejos políticos, señalándose que en el pasado se priorizaron contrataciones y proyectos ideológicos por sobre las necesidades del sector productivo.
Protestas y resistencia al ajuste
Mientras se discutían las medidas, trabajadores y organizaciones realizaron manifestaciones frente a la sede central del INTA. Denunciaron que las decisiones representan un ajuste encubierto que amenaza el rol estratégico del instituto. "No aceptamos que se utilice la modernización como excusa para desfinanciar y debilitar al INTA", afirmaron los manifestantes.
El Consejo Directivo: representación diversa
El Consejo Directivo está compuesto por representantes de diversos sectores, incluyendo universidades, entidades agropecuarias y cooperativas. Entre sus integrantes destacan:
Presidente: Ing. Agr. Juan Cruz Molina Hafford, Vicepresidenta: Ing. Agr. María Beatriz Giraudo y representantes de entidades como CRA, FAA, Sociedad Rural Argentina (SRA) , Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA) y CONINAGRO., Y tambié Facultades de Agronomía y de Ciencias Veterinarias , :Esta diversidad busca garantizar que las decisiones reflejen los intereses de los diferentes actores del sector agropecuario.
Un futuro incierto
El INTA enfrenta el desafío de modernizarse sin perder su misión histórica como motor de innovación. Entre ajustes, protestas y cuestionamientos sobre su manejo en el pasado, el futuro del organismo dependerá de su capacidad para conciliar intereses y fortalecer su rol estratégico en el desarrollo del agro argentino.