La inflación en Estados Unidos cayó al 2,3% en 2024, pero tanto consumidores como productores anticipan una suba en 2025. Aunque los precios de los insumos agrícolas están ligados a la inflación, no se mueven al mismo ritmo, ya que responden a factores propios de oferta y demanda.
Según un estudio que analiza el período 1973-2024, el incremento promedio anual del índice de precios al consumo fue de 3,4%, mientras que el índice del USDA para insumos de producción agropecuaria subió en promedio 3,8% anual. La correlación entre ambos fue de 0,61, lo que revela un vínculo moderado pero no absoluto.
¿Qué insumos siguen más de cerca la inflación?
Los insumos que más reflejan los movimientos inflacionarios son la mano de obra y la maquinaria, con subas promedio anuales de 4,4% y 5,3%, respectivamente. En contraste, los precios de alimentos balanceados, fertilizantes y combustibles son mucho más volátiles y menos predecibles.
Por ejemplo, el precio de la maquinaria se ha mantenido muy por encima del promedio inflacionario, algo que preocupa especialmente a los productores que dependen de tecnología para mantener su competitividad.
2024: un año atípico
En 2024, muchos insumos agropecuarios registraron caídas notables de precio, especialmente:
Amoníaco anhidro: -23,1%
Alimento balanceado, potasa y diésel: con bajas superiores al 10%
A pesar de estas reducciones, el índice general de insumos subió un 6%, impulsado principalmente por el aumento del precio del ganado comprado. Esto se reflejó en una baja del 8% en el breakeven del maíz y del 5% en el de la soja en EE.UU.
Mirando hacia 2025: ¿suben los costos?
Las encuestas indican que la inflación general podría superar el 2,3% en 2025, lo que implicaría un reajuste al alza en los precios de varios insumos agrícolas, especialmente los más sensibles a la macroeconomía como el trabajo y la maquinaria.
En este escenario, el costo de producir maíz y soja podría volver a subir, presionando los márgenes de los productores y forzando ajustes en la estrategia comercial.
Los datos dejan claro que, si bien la inflación influye, cada insumo agropecuario tiene su propia dinámica. Entender estas diferencias es clave para planificar costos y estrategias de venta en un año electoral y con tensiones comerciales en el horizonte.
Clave para productores: seguir la evolución de los insumos más sensibles a la inflación (mano de obra y maquinaria) puede anticipar movimientos en los costos de producción y márgenes de rentabilidad.