Mientras la siembra fina comienza a desplegarse, los cultivos de gruesa aún protagonizan el escenario agrícola nacional. De acuerdo al relevamiento de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires al 28 de mayo, la cosecha de soja y maíz avanza, pero lo hace a ritmo lento y bajo condiciones climáticas desafiantes.
Soja: buen rinde, pero caminos embarrados
La cosecha de soja ya cubre el 80,7 % del área apta, con un rendimiento promedio nacional de 30,9 quintales por hectárea. Esta cifra representa un 4 % más que el ciclo anterior, lo que sostiene una proyección de producción en 50 millones de toneladas.
La soja de primera está cerca de completarse (86 %), con rindes promedio de 32,35 qq/Ha. En tanto, la soja de segunda muestra buenos resultados en Córdoba, Entre Ríos, el norte de La Pampa y el oeste bonaerense. Sin embargo, el exceso de lluvias en el centro-norte bonaerense -especialmente en zonas como Junín- impide el acceso a los lotes y retrasa el trabajo de las cosechadoras.
Maíz: rendimientos desiguales y avance lento
El maíz avanza más despacio. Solo se ha cosechado el 40,5 % del área nacional, y aunque el rinde promedio es de 80 qq/Ha, el panorama es muy variable.
En el NOA, los primeros lotes reflejan el efecto del estrés hídrico, con rindes cercanos a 50 qq/Ha en planteos de primera. En la provincia de Buenos Aires, los campos anegados complican la logística: se registran excesos de humedad de entre un 10 y un 30 %, dependiendo de la zona.
A pesar de este contexto, la Bolsa mantiene su proyección en 49 millones de toneladas para el cereal.
Un cierre de campaña condicionado por el clima
La gruesa llega a su etapa final con rendimientos en general positivos, pero enfrentando serias complicaciones operativas. El agua que mejora los perfiles también impide el trabajo en campo. La ventana de cosecha se estrecha, y el riesgo de pérdidas comienza a preocupar en algunas regiones.