Complemento del feedlot o señal de un giro estructural.
Después de años marcados por la incertidumbre climática y la presión de los márgenes ajustados, el campo vuelve a mostrar señales de vigor. En el corazón de la región central, la recría pastoril parece haber encontrado el escenario que necesitaba para reencontrarse con su potencia histórica. Y lo está haciendo con datos concretos.
Según registros oficiales de SENASA, el 83% de los terneros y terneras que salieron en abril de los establecimientos de cría fueron destinados a otros campos de recría o invernada pastoril. Se trata de la cifra más alta en al menos tres abriles, superando el 78% de 2023 y el 79% de 2024. En total, más de 1,53 millones de cabezas fueron movilizadas ese mes, lo que implicó un salto del 50% respecto de marzo.
La oportunidad de una reconstrucción forrajera
Las lluvias oportunas, la ausencia de heladas tempranas y una oferta de pasto generosa ofrecen este año un contexto que permite recuperar prácticas que habían quedado relegadas. En particular, la recría a campo vuelve a ser vista no solo como una opción viable, sino también como una alternativa estratégica para quienes apuestan a eficiencia y resiliencia productiva.
"No estamos viendo una puja entre campo y feedlot", aseguran analistas del sector. "Más bien, lo que se consolida es una articulación virtuosa: la recría a campo vuelve a ocupar su lugar como etapa intermedia, potenciando la eficiencia del engorde a corral".
Feedlots llenos, pero con otra lógica
Los datos también muestran que el feedlot no pierde presencia: al 1° de mayo, había 1,93 millones de animales encerrados, un 10% más que en 2024. Pero el crecimiento en ambas modalidades sugiere que el productor está combinando estrategias, no abandonando una por otra.
De hecho, dentro de los corrales, las categorías que más crecieron fueron novillos y vacas, con aumentos interanuales del 21% y 30%, respectivamente. En paralelo, los terneros -que representan más del 40% del total- crecieron 14% en comparación con el año anterior.
Una ventana que podría consolidarse
Los pronósticos climáticos para los próximos meses refuerzan el optimismo: se esperan lluvias periódicas, temperaturas normales y un patrón climático neutral que podría extender este buen momento productivo hasta bien entrado el invierno. Tras tres años de sequía, el campo podría tener finalmente un respiro sostenido.
¿Cambio coyuntural o punto de inflexión?
Más allá del impacto inmediato, la pregunta que empieza a rondar es si estamos ante un rebote puntual o frente al inicio de una reconfiguración estructural en los planteos ganaderos. La rotación, el manejo pastoril y la eficiencia de conversión vuelven a estar en agenda.
Los números acompañan. La suba del Índice de Novillo (INMAG) en abril fue del 3,9%, acumulando un 23% en lo que va del año. En tanto, el índice de precios de carne vacuna de la FAO mostró una suba del 3,2% en abril, ubicándose en su mayor nivel desde 2022.
Si el clima acompaña y los márgenes se mantienen, la recría pastoril podría dejar de ser un refugio para volver a ser una apuesta de fondo