Argentina exporta más, pero de lo mismo. Esa es la conclusión que se desprende de un nuevo informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la UBA, que revela que, pese al repunte en las cantidades exportadas en el primer trimestre del año, el país continúa atrapado en una estructura comercial dominada por productos primarios, con escaso valor agregado y sin señales claras de diversificación.
Según el análisis, el volumen de exportaciones entre enero y marzo superó incluso el pico registrado en 2008, pero el motor de este salto fueron commodities como cereales, combustibles y minerales. En cambio, las manufacturas industriales -históricamente asociadas a mayor sofisticación y empleo calificado- cayeron un 19% en los últimos 17 años.
Exportamos más, pero no mejor
El informe señala que las exportaciones crecieron un 6,5% en términos reales respecto al mismo período de 2024. Sin embargo, ese crecimiento se explica casi en su totalidad por productos sin diferenciación, en su mayoría materias primas: soja y derivados, petróleo, oro y litio.
En paralelo, las exportaciones de manufacturas de origen industrial (MOI) -que incluyen sectores como automotriz, químicos y metalmecánica- muestran un deterioro sostenido desde 2008. Y si bien hubo una leve suba en bienes "diferenciados", como productos farmacéuticos y carnes con valor agregado, el repunte es moderado y aún no recupera los niveles de 2023.
¿Qué significa "primarización"?
Primarización no es otra cosa que la creciente concentración de las exportaciones en bienes primarios, con bajo nivel de transformación industrial. Esta tendencia no solo limita el potencial de encadenamientos productivos, sino que expone al país a los vaivenes de los precios internacionales.
"Exportar más toneladas no necesariamente significa exportar mejor", advierten desde el IIEP. "Una estructura exportadora poco diversificada limita la capacidad de generar empleos calificados, transferencia de tecnología y valor en origen".
El dilema del desarrollo sin complejidad
Federico Bernini, coordinador del informe, explicó que la canasta exportadora argentina refleja un problema estructural: la falta de dinamismo en sectores con capacidad de innovación y escalamiento global. "La explotación de Vaca Muerta y la minería seguirán empujando las exportaciones primarias, pero necesitamos que el resto no se quede atrás", remarcó.
Para el economista, la estabilidad macroeconómica y el crédito son condiciones necesarias, pero no suficientes. "Sin políticas que fomenten el diseño, la calidad y la diferenciación, difícilmente podamos construir una plataforma exportadora más compleja y resiliente".
El rol del Estado: menos subsidios, más estrategia
Lejos de pedir subsidios sectoriales, el informe plantea un enfoque más quirúrgico: incentivos a la capacitación, apoyo técnico en diseño y certificación de calidad, y estímulo a las exportaciones con marca propia. "No se trata de elegir un sector ganador, sino de crear condiciones para que más sectores puedan competir globalmente", señaló Bernini.
En ese sentido, advirtió que medidas como la eliminación de retenciones a productos industriales, aunque positivas, deben estar acompañadas por estrategias activas que promuevan bienes con mayor grado de diferenciación.
Una matriz que no se rompe sola
La persistencia de la primarización muestra que la estructura exportadora no se transforma por simple inercia. Requiere decisión política, infraestructura, articulación público-privada y una mirada de largo plazo que contemple algo más que los saldos comerciales trimestrales.
Porque en el comercio internacional, como en la vida, no alcanza con llegar lejos: también importa cómo se llega.