En este sentido, el sociólogo y psicólogo social Arturo Flier explicó que, al evaluar la calidad de vida, se deben considerar las variables duras (ingresos económicos, acceso a la educación, salud, trabajo y seguridad) y las variables blandas (expectativas de futuro, bienestar o malestar general y la situación familiar).
"La mayoría de los argentinos percibe una pérdida en su calidad de vida porque el poder de compra ha disminuido de manera notable", señaló Flier y detalló que "no poder seguir pagando la cuota de un colegio privado o la pérdida de la cobertura de salud" son algunos de los factores desencadenantes.
El sociólogo y psicólogo indicó que se debe tener en cuenta también el efecto de la pandemia en los argentinos: "Puntualmente, me ha llamado la atención el impacto en adolescentes que han mostrado autoagresiones, angustia y malestar".
Por otro lado, advirtió que gran cantidad de alumnos del último año del secundario se plantean irse del país al terminar sus estudios porque "no se les brinda un futuro en Argentina". "Esto también forma parte de la calidad de vida porque un padre sabe lo que implica que un hijo se vaya a vivir al exterior por falta de oportunidades", expresó.
Todas estas situaciones llevan a que "el humor social sea el pesimismo". Sin embargo, Flier considera que, a nivel global, la manera de ir rompiendo con esta percepción es "brindar un rumbo claro". Afirmó que "un buen signo sería generar un acuerdo político que rompa esa imagen de grieta, ya que ir todos hacia la misma dirección y tener una perspectiva de futuro, calma el presente y disminuye las ansiedades y el desconcierto".
A nivel individual, Flier opina que la respuesta está en que cada persona refuerce sus vínculos: "Somos seres gregarios por naturaleza y la ética del naufragio del sálvese quien pueda no funciona nunca".