Trigo, soja y maíz: Qué hay detrás de los cambios de precios en el mercado de granos
Subas inesperadas, presiones climáticas y apuestas bajistas: el detrás de escena que está moviendo los precios del agro argentino.
El mercado de granos argentino cerró una jornada marcada por señales mixtas en los principales productos agrícolas. De acuerdo al último informe de la Subsecretaría de Agricultura, correspondiente al 22 de julio de 2025, el precio del trigo mostró una recuperación significativa, mientras que la soja se mantuvo estable y el maíz registró una baja sensible, en una sesión influenciada por variables internacionales y proyecciones productivas en las principales potencias agrícolas.
En el mercado local (MATba-Rofex), la soja cerró con una leve suba en la posición agosto, pasando de 272,00 a 273,00 USD, y con incrementos similares en posiciones más lejanas. Por su parte, el maíz mostró bajas generalizadas, con una caída de 1,75 USD en agosto y una reducción sostenida en el resto de las posiciones, reflejando el impacto de mejores condiciones climáticas en EE.UU. El trigo, en cambio, experimentó una suba de 2,66 USD en la posición septiembre, una señal de recuperación ante la noticia de que Rusia recortó su proyección de cosecha y exportaciones, lo que despertó cobertura de posiciones vendidas por parte de los fondos especulativos.
En el mercado de Chicago, el comportamiento fue dispar. La soja cayó casi 10 USD en las posiciones más cercanas, presionada por lluvias que mejoran las perspectivas de rinde en Estados Unidos y Brasil, aunque moderada por la posibilidad de que se extienda la tregua comercial entre EE.UU. y China hasta el 12 de agosto. A pesar del contexto internacional desfavorable, el precio local de la oleaginosa se mantuvo estable, gracias a compras técnicas y expectativas de demanda interna sostenida. El maíz en Chicago sorprendió con una suba de 3,64 USD, en contraposición con la baja local, producto de una interpretación técnica del mercado y ajustes de posiciones. El trigo acompañó la tendencia local con subas que rondaron los 2,30 USD, sostenido por la incertidumbre sobre la oferta rusa.
A nivel interno, los precios promedios informados por el monitor Sio-Granos reflejan la dinámica regional: en Rosario Norte, la soja fábrica promedió 340.324 $/tn, mientras que en Bahía Blanca se mantuvo en torno a 340.000 $/tn. En Córdoba, el precio fue ligeramente inferior, con 332.096 $/tn, lo que evidencia una cierta presión logística y de demanda. En maíz, los valores oscilaron entre 215.220 y 222.000 $/tn, con volúmenes moderados que se concentraron en la región pampeana. El trigo, por su parte, mostró valores en torno a los 253.200 $/tn en Bahía Blanca y 254.536 $/tn en Rosario Norte.
Las condiciones climáticas globales continúan desempeñando un rol crucial. El USDA calificó al 74% del maíz estadounidense como "bueno o excelente", la cifra más alta para esta altura de la campaña desde 2016, lo que implica una expectativa de cosecha récord. En paralelo, la consultora AgRural ajustó al alza la proyección de producción total de maíz brasileño a 136,3 millones de toneladas, lo que refuerza la idea de una oferta global abundante. Este exceso de disponibilidad presiona los precios y obliga a los productores argentinos a afinar estrategias de comercialización, cobertura en el mercado de futuros y gestión financiera para asegurar márgenes de rentabilidad razonables en un escenario incierto.
En cuanto al tipo de cambio, el dólar oficial se ubicó en 125,60 pesos comprador y 125,50 vendedor, manteniendo estabilidad en un contexto donde el impacto inflacionario sigue siendo una preocupación para la compra de insumos, agroquímicos y maquinaria, lo que se traduce en mayores costos para la campaña gruesa.
La jornada del 22 de julio deja en claro que, más allá de los precios puntuales, el escenario agropecuario argentino está cada vez más condicionado por factores exógenos: decisiones de política comercial en grandes potencias, proyecciones climáticas y especulación financiera global. El productor argentino, atento a estos movimientos, debe continuar apostando a la innovación, la diversificación de mercados y la adopción de buenas prácticas agrícolas (BPA) para mitigar riesgos y sostener la competitividad.