Clima

El tiempo en Argentina: tras las tormentas, llegan heladas que preocupan al agro

La irrupción de aire frío trae estabilidad pero también riesgo de heladas en la región pampeana, clave para los cultivos de invierno y las siembras tempranas de maíz.

El clima vuelve a ser protagonista en el centro del país. Después de una semana marcada por tormentas intensas, con lluvias abundantes y episodios de granizo que afectaron a varias localidades de Buenos Aires y La Pampa, el panorama meteorológico cambia de manera brusca. El ingreso de una masa de aire frío y seco promete dejar atrás la inestabilidad, pero al mismo tiempo traerá consigo un marcado descenso de las temperaturas, con riesgo de heladas aisladas en zonas productivas clave de la región pampeana.

Los mayores impactos se prevén en el sur y sudoeste de Buenos Aires y en La Pampa, donde las madrugadas del martes podrían registrar valores bajo cero en superficie. Incluso no se descarta que el fenómeno se extienda a sectores de Río Negro, generando preocupación entre productores que vienen de acelerar la siembra de maíz temprano antes de las lluvias recientes. En esas áreas, las heladas tardías pueden representar un golpe serio, ya que afectan tanto a los cultivos de invierno en pleno desarrollo como a las emergencias de los lotes recién implantados.

La explicación de este brusco cambio radica en el establecimiento de vientos del sur, acompañados por un marcado descenso de la humedad en las capas bajas de la atmósfera. Esa combinación genera noches despejadas y mañanas frías, el escenario ideal para la aparición de heladas radiativas. Sin embargo, se trata de un evento breve: a partir del miércoles, el retorno del viento norte impulsará una rápida recuperación térmica, típica de esta transición entre el invierno y la primavera.

Para el sector agropecuario, este comportamiento climático no es un dato menor. La campaña agrícola atraviesa un momento de definiciones. Los trigos y cebadas se encuentran en etapas críticas de desarrollo, y cualquier daño por frío puede traducirse en pérdidas de rendimiento. En paralelo, la implantación de maíz avanza a contrarreloj, y la amenaza de bajas temperaturas obliga a muchos productores a recalibrar sus planes de siembra. Cada día perdido puede significar un mayor riesgo de superposición con los picos de calor de diciembre y enero, lo que complica aún más las proyecciones.

22 SEP %u26A0%uFE0F #Alerta para hoy:%uD83C%uDF2C%uFE0F #Viento%uD83D%uDFE8 35-60 km/h con ráfagas %u2265 entre 75 y 90 km/h%uD83D%uDCF2 Más información y recomendaciones: https://t.co/GRjfngFWuF pic.twitter.com/dufPLcskoWgoogletag.cmd.push(function(){googletag.display('banner_nota_300x250_2')});— SMN Argentina (@SMN_Argentina) September 22, 2025 Los mayores impactos se prevén en el sur y sudoeste de Buenos Aires y en La Pampa, donde las madrugadas del martes podrían registrar valores bajo cero en superficie. Incluso no se descarta que el fenómeno se extienda a sectores de Río Negro, generando preocupación entre productores que vienen de acelerar la siembra de maíz temprano antes de las lluvias recientes. En esas áreas, las heladas tardías pueden representar un golpe serio, ya que afectan tanto a los cultivos de invierno en pleno desarrollo como a las emergencias de los lotes recién implantados.googletag.cmd.push(function(){googletag.display('banner_nota_inline_300x250_1')});La explicación de este brusco cambio radica en el establecimiento de vientos del sur, acompañados por un marcado descenso de la humedad en las capas bajas de la atmósfera. Esa combinación genera noches despejadas y mañanas frías, el escenario ideal para la aparición de heladas radiativas. Sin embargo, se trata de un evento breve: a partir del miércoles, el retorno del viento norte impulsará una rápida recuperación térmica, típica de esta transición entre el invierno y la primavera.Para el sector agropecuario, este comportamiento climático no es un dato menor. La campaña agrícola atraviesa un momento de definiciones. Los trigos y cebadas se encuentran en etapas críticas de desarrollo, y cualquier daño por frío puede traducirse en pérdidas de rendimiento. En paralelo, la implantación de maíz avanza a contrarreloj, y la amenaza de bajas temperaturas obliga a muchos productores a recalibrar sus planes de siembra. Cada día perdido puede significar un mayor riesgo de superposición con los picos de calor de diciembre y enero, lo que complica aún más las proyecciones.Pronóstico de valores mínimos para el martes 23 de septiembre, basado en el modelo europeo de alta confianza ECMWF."

Pronóstico de valores mínimos para el martes 23 de septiembre, basado en el modelo europeo de alta confianza ECMWF."

En este contexto, la ventana de estabilidad que dominará gran parte del territorio hasta el viernes aparece como una oportunidad para que los suelos se sequen tras las precipitaciones recientes y mejoren las condiciones de trabajo a campo. No obstante, la mirada está puesta en los pronósticos de corto plazo, ya que hacia el próximo fin de semana se espera el ingreso de un nuevo frente frío que podría interrumpir la calma.

Mientras tanto, en otras regiones del país persisten alertas que también afectan a las actividades agropecuarias y ganaderas. En la zona cordillerana de Cuyo y el NOA, el viento Zonda continúa generando ráfagas de hasta 70 km/h, con aumento repentino de la temperatura y una marcada baja en la humedad relativa. Este fenómeno no solo reduce la visibilidad y complica el trabajo rural, sino que además incrementa de forma considerable el riesgo de incendios.

En el extremo austral, Tierra del Fuego atraviesa condiciones adversas por nevadas intensas y fuertes vientos. Se esperan acumulados de entre 20 y 30 centímetros de nieve, con valores mayores en áreas puntuales, acompañados por ráfagas cercanas a los 90 km/h. En esta región, la situación complica la actividad ganadera ovina, que ya enfrenta desafíos logísticos propios del invierno austral.

Para el campo argentino, la combinación de factores climáticos de esta semana resume una realidad conocida: la producción está siempre a merced de la variabilidad del clima. La llegada de las heladas en plena primavera incipiente obliga a productores, asesores y contratistas a extremar precauciones, ajustar manejos y proteger cultivos en las zonas más vulnerables.

La planificación de la campaña 2025/26 depende no solo de las decisiones económicas y políticas, sino también de la capacidad de adaptarse a estas oscilaciones térmicas que marcan el pulso de la agricultura en el país. Un día de helada puede cambiar la ecuación de rendimiento en trigo, un retraso en la siembra de maíz puede afectar la competitividad exportadora, y una sequía localizada puede condicionar la oferta de granos de toda una región.

De cara a los próximos días, la expectativa está puesta en cómo reaccionarán los cultivos a este golpe de frío y en qué medida la rápida recuperación de las temperaturas ayudará a mitigar el impacto. Lo cierto es que, una vez más, el clima demuestra ser un jugador central en la campaña agrícola, con la capacidad de definir pérdidas o ganancias en cuestión de jornadas. Y mientras el cielo se despeja en la región pampeana, el agro vuelve a tomar nota: cada helada es más que un fenómeno meteorológico, es un recordatorio de la fragilidad y la resiliencia de la producción argentina.

Agrolatam.com
Esta nota habla de: