Economía

El Gobierno ya tiene los números de 2020: crecimiento de 3,5% e inflación de 26%

El Ministerio de Hacienda adelantó las metas de la ley de Presupuesto. Afirma que se sentaron las bases del 'ordenamiento macroeconómico'. Este año cerrará 0,8% abajo y con 40% de inflación.

5 Jul 2019

El Gobierno argentino espera para este año una contracción económica del 0,8%, una inflación menor al 40% y un crecimiento del 3,5% para el 2020, según el adelanto de la ley de Presupuesto enviado este jueves al Congreso de la Nación.

El proyecto de ley de Presupuesto deberá ser enviado a más tardar el 15 de septiembre próximo, un mes y medio antes de las elecciones presidenciales.

En el documento, el Palacio de Hacienda sostiene que para este año se proyecta una "caída de la actividad económica en torno al 0,8%, consistente con una recuperación secuencial desde el cuarto trimestre de 2018 que revierte parcialmente el arrastre negativo".

"Para 2020 proyectamos un crecimiento del PIB del orden del 3,5% y esa expansión será liderada por la inversión y por el buen desempeño que continuarán mostrando las exportaciones, y la recuperación del consumo privado", indicó Hacienda.

Añade que la economía argentina retrocedió 2,5% en 2018 y se espera una caída de 0,8% en 2019" y sostiene que el proceso productivo "ha aumentado su resiliencia al haber avanzado en el ordenamiento macroeconómico, en las mejoras de competitividad y en la integración internacional".

En materia de precios, el Ministerio estimó que la inflación de ese año "arroje un valor algo inferior a las expectativas del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) elaborado por el BCRA" que actualmente se sitúa en el 40,3% en la proyección de diciembre próximo.

Agrega que las expectativas de inflación son del 26,1% en el año que viene y del 19,1% en diciembre del 2021.

El informe de avance de Presupuesto 2020 elaborado por la Secretaría de Hacienda sostiene que el programa económico "sentó las bases para crecer de manera sostenida y avanzar de forma definitiva en la reducción de la pobreza".

Al referirse al resultado fiscal primario recuerda que "se había deteriorado en 8 puntos del PBI en 11 años, pasando de un superávit del 4,3%; en 2004 a un déficit de 3,8% en 2015".

"En 2019 estamos convergiendo al equilibrio primario y aspiramos a un superávit del 1% para el 2020", agrega el documento.

Agrega que el gasto público se redujo en los últimos 4 años en 5,5 puntos del PIB, y proyecta que este año cierre "en 18,5% del PIB, el nivel más bajo en 10 años" y que en términos reales, la reducción acumulada en ese período es del 20%.

El ministerio sostiene que la presión tributaria bajó 2,5% en relación al PBI durante este gobierno señala que "continuar en el camino de la reducción de impuestos es clave para mejorar la competitividad de la economía".

En el documento el gobierno proyecta que las exportaciones crezcan alrededor de 10% en 2019 y 7% en 2020, lo que cerraría "un lustro de crecimiento sostenido en las ventas externas, hecho que no sucedía desde 2008 en pleno boom de precios de los commodities agropecuarios".

Entre las proyecciones figura también una reducción del déficit comercial por la cuenta servicios en aproximadamente u$s 3.500 millones (de los u$s 9.700 millones de 2018 a los US$ 6.200 millones proyectados para 2019), producto principalmente de la mayor contracción de las importaciones (-14,4%).

Principales conceptos (detalle del documento):

El programa económico de los últimos tres años y medio sentó las bases para crecer de manera sostenida y avanzar de forma definitiva en la reducción de la pobreza. El resultado fiscal primario se había deteriorado en 8 puntos del PBI en 11 años, pasando de un superávit del 4,3%; en 2004 a un déficit de 3,8% en 2015. En 2019 estamos convergiendo al equilibrio primario y aspiramos un a superávit del 1% para el año 2020.

La convergencia fiscal ha sucedido a la vez que hemos reducido significativamente la carga tributaria. Entre 2003 y 2015 el gasto primario nacional casi se duplicó, al pasar de 12,2% del PIB en 2002 hasta 24,0% en 2015. Durante los últimos 4 años logramos reducirlo en 5,5 puntos del PIB, ya que proyectamos que cierre 2019 en 18,5% del PIB, el nivel más bajo en 10 años. En términos reales, la reducción acumulada en este período es del 20%.

Esta reducción no afectó al gasto social. Por el contrario, se aumentaron los esfuerzos de protección social y 2019 finalizará con la participación más alta de la historia del gasto social en el presupuesto. Las prestaciones sociales se mantendrán en relación al PIB respecto a 2015, mientras que el resto del gasto primario se reducirá prácticamente a la mitad al pasar de 13,9% a 8,4% del PIB.

Bajamos la presión tributaria en 2,5 puntos porcentuales del PBI entre 2015 y 2019. De esta manera, revertimos parcialmente el extraordinario aumento de 11,4 puntos que había sucedido entre 2003 y 2015, y que imponía una traba para el desarrollo del sector privado. Continuar en el camino de la reducción de impuestos es clave para mejorar la competitividad de la economía.

También fortalecimos la institucionalidad fiscal. Tras una década de discrecionalidad y opacidad presupuestaria se pasó a un proceso presupuestario transparente en el que el Congreso tiene un papel fundamental.

Al mismo tiempo, avanzamos en una reforma tributaria con consenso de las provincias y en el fortalecimiento del federalismo fiscal. La nueva ley federal de responsabilidad fiscal establece que el gasto primario corriente no podrá incrementarse por encima de la inflación y que el personal no podrá crecer más que la población. Además, el Impuesto a las Ganancias se hizo 100% coparticipable, se quitó el tope a la provincia de Buenos Aires y comenzó la devolución gradual del 15% retenido por ANSES.

Junto con el esfuerzo fiscal, redoblamos nuestro compromiso para bajar la inflación. Para ello fortalecimos la autonomía del Banco Central, que puso en marcha un plan de control estricto de agregados monetarios y terminamos con el financiamiento del déficit fiscal con emisión monetaria. Este programa permitió que el Banco Central mejore notablemente su patrimonio.

Aunque la inflación aún es más alta de lo deseable, desde abril de 2019 ha retomado un sendero descendente. Además, enviamos al Congreso de la Nación un proyecto de ley para modificar la Carta Orgánica del Banco Central y fortalecer su independencia. El Banco Central ha logrado también reducir la volatilidad cambiaria.

Estamos corrigiendo el desequilibrio persistente del sector externo que representaba una fuente de vulnerabilidad para la economía. En 2019 se espera corregir más de un 50% del déficit de cuenta corriente medido en dólares. La reducción del déficit de cuenta corriente se da como resultado de la corrección del déficit energético, principalmente como consecuencia de la mayor producción de Vaca Muerta, y la suba del tipo de cambio real, que mejoró el balance comercial y, en particular, el de servicios como el turismo.

El conjunto de políticas implementadas y el acuerdo con el FMI nos han permitido atravesar la turbulencia financiera de una manera diferente a la que históricamente ha ocurrido en Argentina. No se produjeron disrupciones con efectos permanentes sobre la economía: no se rompieron contratos, no se fijó el tipo de cambio ni se implementaron restricciones o cepos. Los shocks recibidos resultaron en una recesión: la economía argentina cayó 2,5% en 2018 y se espera una caída de 0,8% en 2019; pero al mismo tiempo la economía ha aumentado su resiliencia al haber avanzado en el ordenamiento macroeconómico, en las mejoras de competitividad y en la integración internacional.

Las mejoras de competitividad dejan a la economía con mayor capacidad exportadora. El gobierno nacional avanzó en una agenda amplia y compleja para mejorar la competitividad sistémica de la economía. Esto incluye leyes como las de Defensa de la Competencia, de Emprendedores y PyME; mejoras logísticas a partir de un plan histórico de infraestructura; avances en la simplificación y desburocratización (por ejemplo, Sociedad Anónima Simplificada y Ventanilla Única de Comercio Exterior); avances en financiamiento con la ley de Financiamiento Productivo y un conjunto de modificaciones regulatorias para promover el ahorro privado y canalizarlo hacia inversiones de largo plazo; y mejoras en la productividad laboral con la reducción de las contribuciones patronales y con una nueva Ley de Riesgos del Trabajo.

Avanzamos en un proceso de integración al mundo. En lo comercial, además de la apertura de más de 170 mercados para nuestros productos agroindustriales, firmamos acuerdos que nos vinculan a futuro con otros países y realizamos distintas reformas que modernizan al MERCOSUR. Además, avanzamos en negociaciones en el marco del MERCOSUR con la Unión Europea, la EFTA, Corea y Canadá.