Ambiente

'El puma no ataca el ganado si tiene vizcachas y corzuelas para comer'

La relación del productor con el felino es 'mala', dice un especialista que aconseja mantener ambientes naturales para que el puma no se acerque a los teneros, ovejas o caballos.

17 Abr 2020

Gustavo Aprile es naturalista y se dedica a la conservación, manejo y restauración de ambientes naturales, tanto en Argentina como en Uruguay. Se ha especializado, entre otras cosas, en trabajar con pumas. Sostiene que cuando pensamos en la relación del hombre con la naturaleza no se trata de "no tocar nada" o de no aprovechar los recursos naturales, sino de hacerlo con respeto y mesura.

-¿En todo el país hay puma?

-Prácticamente en todo el territorio salvo en Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur. En algunas zonas es escaso, como en el litoral, y en otras frecuente, como en las sierras pampeanas o en la Patagonia.

-¿Cómo es la relación con el productor agropecuario?

-¡Ufff! Mala. En particular desde que disminuyeron sus principales presas naturales (vizcachas, pecaríes, corzuelas, guanacos) y desde que avanzamos en la mayor parte de las regiones naturales con nuestras producciones pecuarias tradicionales. Desde entonces el puma volcó su interés en lo que tiene a mano (o a zarpazos): ovejas, chivos, potrillos y terneros. Y claro, la respuesta del productor no se hizo esperar: balazo a cualquier puma que merodee la zona.

-Entonces, ¿es una amenaza para el ganado?

-Lo es cuando no se dejan presas naturales que requieren, al menos, de parches con ambientes naturales para sobrevivir.

-¿Nos da un ejemplo?

-Claro: en Cortaderas, San Luis, con Darío Ramírez (guardaparque nacional que lidió varias veces con estos asuntos), tenemos identificado un campo donde crían caballos. En el campo vecino al corral donde se los cría hay una vizcachera poblada de esos roedores, resguardada por los dueños de la propiedad. Los pumas que merodean el lugar y que Ramírez pudo documentar con una cámara trampa, jamás atacaron un potrillo. ¿La razón? Se dedican a las vizcachas.

-¡Clarísimo! ¿Tiene otro ejemplo?

-Tengo. En un campo en Villa María, Córdoba, los pumas tienen 400 hectáreas de bosque nativo a su disposición. Pero como la gente no ha dejado vizcachas ni corzuelas (pequeños ciervos) viviendo en el monte, los felinos empezaron a dar caza a ovejas y a terneros. Cuando el encargado del campo empezó a reintroducir vizcachas y liberó varios ejemplares, los pumas cambiaron su atención hacia las presas naturales.

-Entonces...

-Es simple: si le dejamos al puma los recursos básicos para que subsista (territorio donde desplazarse y ocultarse y presas naturales para su alimentación) no molesta al productor o el daño que puede ocasionar es bajo, costo que puede asumirse como parte de convivir en un ambiente sano.

-¿Nos da algunas ideas de qué cosas puede hacer el productor para mejorar esta relación?

En primer lugar, dejando presas y hábitat disponibles. Esto puede lograrse dejando lotes naturales o aprendiendo a utilizar en forma "conservacionista" al territorio, sin pretender erradicar cada animal silvestre y sin desmontar todo el campo natural.

-¿Y puntualmente con el ganado?

-Donde es posible, hacer encierros de los animales durante la noche. Donde ello se complica -debido a las extensiones del campo o por la cantidad de ganado- incorporar perros pastores entrenados (cada vez más frecuentes) para el cuidado de los animales. En situaciones intermedias se protege la hacienda en lotes con boyeros y en zonas marginales, hasta se utilizan burros "de compañía" para disuadir a los pumas de los ataques a las majadas o a las tropillas. Todo depende de cada situación: pequeños, medianos o grandes productores; campos naturales, fraccionados o intervenidos; grandes o pequeñas superficies.

-¿Qué más nos puede decir del puma?

-Que es un indicador del ambiente: si hay pumas es porque hay vida silvestre y, por el contrario, si no hay, tenemos un problema. El puma actúa como un fusible: si su presencia se transforma en un problema porque no aprendemos a convivir con él es porque se está generando un problema del que solemos señalarlo como responsable. Pero, en realdad, ocurre lo contrario y es que nosotros empezamos a ser el problema en ese sitio: quiere decir que se nos fue la mano con nuestra intervención, sea del modo que sea: ganadería, forestación, agricultura o urbanización.

-¿Por qué es importante respetar la fauna silvestre?

-Porque son un grupo de seres vivos que tienen el mismo derecho a compartir el planeta con nosotros y han evolucionado con él. Más allá de eso, aspecto que no todo el mundo comprende ni acepta, la fauna silvestre es parte del engranaje que sostiene la vida en el planeta y nuestra propia calidad de vida. No respetar la fauna silvestre es, en definitiva, no respetarnos a nosotros mismos ni al prójimo. Es atentar contra nuestra propia especie.

Nota de la redacción: Participó de importantes proyectos de investigación y reintroducción de fauna. Dicta periódicamente cursos sobre su disciplina en diferentes universidades y centros de formación del país. Trabajó en la Fundación Vida Silvestre Argentina y el Grupo de Especialistas en Reintroducción de la UICN. Hoy integra la Asociación para la Conservación y el Estudio de la Naturaleza (ACEN) y se dedica profesionalmente a la implementación de áreas naturales protegidas y el manejo de animales autóctonos.

Por Lola López